Parte 2- Un nuevo objetivo + Capítulo 18

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-           Deja que eso lo juzgue yo, es mi trabajo.-

Chris se encogió de hombros y tendió el brazo hacia ella. Pero Elsa se cruzó de brazos y alzó una ceja hacia él.

-           Seguro que no eres nuevo en esto, pequeño.-

-           ¿Qué?, ¡Oh!.-

Con rapidez, Chris se quitó el grueso suéter y se quedó en camiseta frente a ella.

-           Así está mejor.-

Elsa deslizó los dedos sobre la piel caliente de Chris, y el dio un pequeño respingo al notar su contacto.

-           ¿Demasiado fríos?.-

Ella frotó sus manos y volvió a colocar sus suaves dedos sobre la piel erizada de Chris. Era evidente que no estaba cómodo con la exploración, y ambos sabían que no era por el hecho de que otra persona le tocara de aquella manera, no. Lo que a Chris le ocurría, era lo que a la mayoría de los hombres cuando los tocaba por primera vez. No la veían como a una fisioterapeuta o un masajista, sólo veían a una tía buena que deslizaba sus manos sobre ellos. Pero en cuanto pasaban los primeros minutos, ellos empezaban a relajarse y a comprender que era una profesional, y que aquel contacto era tan impersonal como el de cualquier otro profesional.

Los dedos de Elsa comenzaron a ascender por el bíceps, camino del hombro, a la vez que los pelos de la nuca de Chris se fueron levantando. El toque de aquella mujer, lo estaba encendiendo como una estufa catalítica. Sentía esa parte de allí abajo ponerse tensa. De no ser por el suéter, que estaba sobre su regazo, estaría corriendo hacia su asiento con la cara congestionada. Intentó centrarse en todo menos en aquel contacto, pero era jodidamente complicado.

Elsa estaba demasiado concentrada en estudiar los músculos bajo la piel, como para prestar atención a la incomodidad de Chris.

-           Estira el brazo y apoya tu mano sobre mi hombro.-

Chris obedeció lentamente, tragando saliva nervioso. La estaba tocando, aferraba su hombro con miedo, en tensión. Elsa notó que todo él estaba tenso, seguramente aquel no era el lugar más adecuado para realizar una exploración más profunda. Así que se resignó.

-           Hay que trabajar en ese problema, pero aquí no puedo. ¿Te importaría venir a la consulta esta semana?.-

Chris intentó pensar en alguna justificación, algo tras lo que escudarse para salir corriendo. Ni loco iba a dejar que ella le pusiera las manos encima. Volvió el rostro hacia Adam, como si éste tuviese una escapatoria que darle como “Quita tu mano de encima de mi novia”, o algo así. Pero no, el cabrón se le quedó mirando sin decir nada.

-           Yo… si, vale.-

-           Bien. El miércoles puedo hacerte un hueco a última hora.-

-           De acuerdo.-

Chris se levantó, y con la mano aferrando fuertemente el suéter sobre su regazo, se encaminó hacia su asiento. Elsa se sentó en su butaca, ahora libre.

-           Le tienes acojonado.-

Adam le sonreía con todo el conocimiento que un tío puede tener sobre otro.

-           No voy a hacerle nada malo.-

-           Ese no es el caso.-

-           No entiendo.-

-           Le gustas, pero eres mi novia.-

Elsa lo meditó en silencio unos segundos.

-           ¿Me estás diciendo, que el “niño bonito” de los Sydney Roosters se ha fijado en mí?.-

-           Ajá.-

-           Pues tiene una manera muy particular de demostrarlo.-

Elsa volvió la mirada hacia atrás, buscando al sujeto de su conversación. Chris estaba sentado en su lugar, charlando con una de las azafatas, y no sabía quién estaba más encantado, si él o ella.

-           Bueno, al menos veo que ya lo ha superado.-

Adam sacudió la cabeza negando la evidencia. Elsa no era él, no tenía ni idea de lo que hacía un tío para despistarse a sí mismo y alejarse del peligro. Y él era un auténtico experto en eso. Durante años había estado jugando a ese mismo juego. Mostrar interés en cualquier otra persona, antes de hacerlo en quién su corazón había elegido. Puede que a Chris sólo le atrajera físicamente, pero sabía que así se empezaba siempre. 

Una nueva cazadoraWhere stories live. Discover now