Reí irónicamente.

—Pero tu dijiste que estabas 'bien', entonces mi ausencia no tendría nada de difícil.

—¿Puedes dejar de ser tan testaruda, sarcástica y malhumorada, por favor?

Rodé los ojos ante la petición, y no dije nada más.

—No fue mi intención llamarte así aquella vez.

—Pero lo hiciste, ya no lo puedes revertir.

Se acercó hasta a mí, por lo cual giré el rostro, evitando su mirada.

No llores, se supone que lo habías superado.

Sin embargo, sentí su índice en mi mejilla, indicando que estaba limpiando una lágrima.

—Perdóname, por favor. —suplicó, tomándome de las manos.

—No es tan sencillo... —respondí en un hilo de voz— No lo es después de todo lo que pasó.

Nos quedamos en silencio unos minutos, siendo lo único que se escuchaba de vez en cuando, mis sollozos, aún teníamos las manos entrelazadas, no podía evitar sentirme cómoda ante el familiar tacto, pero también sentirme terriblemente mal por la misma razón.

—¿Aún me amas? —preguntó luego de un rato.

—Si lo hago o no, ¿qué diferencia tendría? —respondí con una sonrisa triste y con los ojos cristalizados— Ya no estamos juntos.

No podía más con esa conversación, simplemente no.

Me safé de su agarre rápidamente, y antes de que tuviera tiempo de responder o siquiera reaccionar, salí de la habitación a paso veloz.

Trataba de respirar profundo para dejar de llorar, hasta que me choqué con alguien.

—¿Te encuentras bien, Turner? —preguntó Steve con una sonrisa ladeada.

Pero pronto esta se congeló cuando me vio el rostro.

—___, ¿qué tienes?

—Descuida, Steve, no es nada importante. —respondí, limpiándome el rostro.

Pero no soy buena mintiendo, porque el capitán me abrazó en seguida.

—Logramos la prueba del viaje en el tiempo, así que alegra esa cara bonita que tienes y no llores más.

Sonreí entre su abrazo.

—Pero si llorando me veo incluso más hermosa. —comenté con egocentría.

—Por algo eres la diosa de la belleza, ¿no?

Ambos reímos y palmeé levemente su hombro, dándole las gracias.

Unos minutos después, nos dirigimos a la sala para terminar el plan, me paré junto al capitán y Tony, que cuando me vio el rostro rojo, se aproximó hasta a mí.

—¿Todo bien, preciosura? —susurró.

—Estoy bien, no te preocupes. —sonreí levemente.

El asintió y me frotó el cabello, luego llegaron los demás.

—El cómo lo haremos funciona, ahora hay que decidir el cuándo y en dónde, casi todo el mundo aquí se ha encontrado con almenos una de las gemas del infinito...

—O cambien la palabra 'encontrar', porque así mueren por una de las seis gemas del infinito.

—Pues yo no, pero ni siquiera sé de que cosa están hablando. —irrumpió Scott.

Elígeme [Thor, Loki y tú]Where stories live. Discover now