XVIII. THE TRIALS BEGINNING

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CAPÍTULO DIECIOCHO
Comienzan las pruebas

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TRAS LA CENA, DAPHNE Y DIANNE se sentaron en la sala común, lejos de todos

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TRAS LA CENA, DAPHNE Y DIANNE se sentaron en la sala común, lejos de todos. Nadie las molestó: después de todo, ninguno de los de Slytherin quería enfrentarse al mal genio de la rubia por interrumpirlas. Dianne revisaba sus apuntes, pues Hermione se lo había pedido, mientras Daphne parecía estarse tranquilizando.

Poco a poco, la sala se fue vaciando y todos se fueron a acostar.

—Será mejor que vayas a preparar la farsa—murmuró Daphne, mientras el último Slytherin se iba, bostezando.

Dianne corrió por las escaleras hasta su dormitorio. Allí, preparó su cama y la de Daphne de forma que parecieran que ambas estaban allí durmiendo. Se aseguró de que las Pansy estaba completamente dormida, aunque por si acaso, la envolvió en una burbuja insonorizada.

Regresó a la sala común.

—Es mejor que vayamos yendo hacia la sala de Gryffindor. Quién sabe si ellos ya están listos.

Dianne asintió y ambas salieron de la sala común de Slytherin. Caminaron por las mazmorras, algo alerta, aunque sus zapatos estaban hechizados con un hechizos insonorizante. Esperaron fuera de la sala común de Gryffindor, revisando a ambos lados.

—¿Y esa cara? —preguntó Daphne en cuanto el trío de oro salió.

—Hermione petrificó a Neville—respondió Ron, con demasiado entusiasmo.

—Caray, estamos bravas, eh—se burló Dianne.

—No tiene gracia—se quejó Hermione—. Ha sido horrible.

Se mantuvieron en silencio mientras Harry estiraba la manta sobre las cabezas de los cinco. Para su sorpresa, la tela parecía entender a cuanta gente debía cubrir, pues de pronto, parecía más larga. Y era un alivio, pues si alguien veía aunque fuera la punta de los zapatos, estaban perdidos.

Al pie de la primera escalera, divisaron a la Señora Norris.

—Dichosa gata —se quejó Dianne.

—Oh, vamos a darle una patada, solo una vez —murmuró Ron en el oído de Harry, quien negó con la cabeza.

Mientras pasaban con cuidado al lado de la gata, esta volvió la cabeza con sus ojos como linternas, pero no los vio. Unos pocos segundos después, estaban allí, en el pasillo del tercer piso. La puerta estaba entreabierta.

Dianne y la piedra filosofal¹ ✓Место, где живут истории. Откройте их для себя