Si el abuelo estuviera a su lado, tal vez lo persuadiría diciéndole que revisaba todos los días hasta medianoche y que descansara. 

Pero él no quería eso. Tanto sus asuntos como su propia vida quiere hacerlo a su propio ritmo, si debe agradecerle a alguien, solo estaba dispuesto a hacerlo con sus abuelos, ¿Por que debería hacerlo con personas que solo han aparecido de manera ocasional por teléfono y videollamadas durante diez años?  

Dando diez mil pasos hacia atrás, comprende que con este ingenuo pensamiento es el por qué siempre es reprendido por su padre, pero lo ama tanto que, ¿no sabe que se va a la cama a las tres de la madrugada todos los días? 

. . .

—¿No fuiste a la escuela? —Ding Ji miró la hora después de un rato.

—Fui y salí de nuevo —dijo Lin Wuyu—¿Qué hay de ti? 

—Vine a ganar una cocina de inducción —dijo Ding Ji

Lin Wuyu hizo una pausa, levantó la cabeza, lo miró dos veces a la cara y luego regresó la vista. Mirando la gran botella de vidrio que puso sobre la mesa: —¿Por qué quieres una cocina de inducción? 

—Quiero dársela a mi abuela —dijo Ding Ji

—Tu familia...—Lin Wuyu volvió a mirar la bicicleta que había dejado a un lado: —¿Tiene una situación difícil? 

—Dos cosas —Dijo Ding Ji—Uno, mi abuela piensa que no vale la pena gastar dinero con una cocina de inducción, y dos, cree que no es seguro.

—Lo entiendo —Lin Wuyu se comió dos bocados más de fideos de arroz frito y dejó los palillos a un lado: —Déjame ayudarte. 

—Tú...—Ding Ji quiso preguntar si era capaz o no. Pero cuando vio su plato, se sorprendió un poco y cambió sus palabras: —¿Ya terminaste?

—Mm—Lin Wuyu se limpió la boca con un pañuelo de papel: —tengo el tiempo suficiente para comer otro plato antes de que tú termines.

—¿Eres un cerdo? —Ding Ji no pudo evitar preguntarle.

—No —Lin Wuyu se reclinó en su silla y miró la botella de vidrio —¿Qué tipo de agua es hoy? ¿era madreselva antes? 

Ding Ji no dijo ninguna palabra. Extendió la mano y tomando la botella de la mesa, la protegió en su regazo. 

. . .

—Gracias —Lin Wuyu tomó la Coca-Cola que le entregó Ding Ji —¿No beberás una?

—Yo bebo té verde —Ding Ji sacudió la botella que tenía en la mano, la desenrosco y tomó un sorbo. Luego guardó la botella en el bolso que colgaba en su cintura y estaba tan colapsada como un bolsillo facial. 

El hábito de sostener una botella de vidrio y beber té verde era muy poco común en los jóvenes, en especial en alguien como Ding Ji...que ocasionalmente, siendo de esos jóvenes que no pueden ocultar su enfado.

Pero por supuesto, tampoco era su intención hacerlo. 

—Vamos —Lin Wuyu caminó hacia el centro comercial.

—Espera —Ding Ji se subió a la bicicleta sin pedales y lo siguió. Sacó su teléfono móvil y marcó un número —Dejaré mi bicicleta. 

Lin Wuyu se detuvo. 

Después de que Ding Ji terminó la llamada telefónica, una niña salió corriendo de la tienda de té con leche que estaba a un lado y sonrió: —Solo ve, ve, te ayudaré dejándolo aquí. 

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