𝐈𝐒𝐒𝐔𝐄𝐒 | Rafe Cameron

Capítulo 24

—Yo digo de cenar pizza.— propuso Bella, que ahora se encontraba en casa de John B, junto a sus cuatro amigos.

Ayer, pasó lo que quedaba de día, con Rafe y la mitad del día de hoy, también.

—Me parece bien.— Pope agarró el móvil para llamar a la pizzería.

Un rato después, llegó la comida y todos se dispusieron a cenar, entre risas y bromas, por parte de la pecosa y el rubio.

—¿Creéis que el móvil ya está cargado?— preguntó John B, mientras tiraba las cajas.

—Supongo. Lleva casi un día entero cargando.— respondió Kie.

—¿Estáis listos?— La pecosa cogió las llaves de la caravana.

Todos asintieron con la cabeza y caminaron hasta subirse a la caravana. Ésta, cuando llegaron a casa de Bella, quedó aparcada donde la última vez.

—¿Quién tiene la llave?— cuestionó Pope.

—Yo.— contestó la morena, con un tono obvio.

—Callaros ya y entrar de una vez.— interrumpió JJ, mientras entraba al interior de la casa y caminaba hasta el salón.

Volvieron a quitar el cuadro y metieron la llave en la cerradura. Cuando se abrió la puerta, todos bajaron y encontraron todo tal y como lo habían dejado ayer.
La pecosa se agachó hasta donde estaba el móvil y presionó el botón de encendido.

—Se está encendiendo.— anunció, mientras que desenchufaba el cargador e iba a donde se encontraban sus amigos. —Ya está.

—Tiene contraseña.— maldijo Kie, quien se encontraba a su lado.

Bella comenzó a teclear la clave que había visto en la nota y el teléfono se desbloqueó. La chica miró a sus amigos y estos la miraron a ella.

—Vamos a ver.— habló, leyendo el contenido del móvil.

—Entra en mensajes.— opinó Pope, colocándose a su lado. Esta le hizo caso y entró en mensajes.

—Aquí hay algo.— comentó, mientras entraba al chat de uno de los mensajes.

—¿Qué es?— preguntó John B.

—Son todo mensajes hablando sobre el negocio, pero estos últimos... son amenazandolo.— informó. —Está el mismo mensaje que encontré en aquella nota.

—¿Lo tiene agregado a contactos?— JJ tenía el ceño fruncido.

—No, simplemente aparece su número.— dijo. —Esperar, creo que hay alguien que nos puede ayudar.— comentó, mientras sacaba su teléfono y llamaba a alguien. —Sarah, necesito que me digas sí te suena de algo este número que te voy a decir.— Puso el teléfono en altavoz.

—Dictamelo.— le dijo Sarah.

—678102971.— dictó, mientras esperaba su respuesta.

—Sí, es el número de mi padre.— habló, por lo que todos se miraron entre ellos. —¿Por qué?

—Cuando llegue a casa te lo cuento.— colgó y lo guardó en su bolsillo trasero.

—Lo tenemos.— dijo Kie, mientras la abrazaba. Finalmente, los otros tres chicos se unieron también.

—Creo que lo mejor va a ser dejarlo todo aquí y mañana llevárselo a la sheriff Peterkin.— anunció la pecosa, mientras se separaba.

—Sí, porque si no no vamos a tener dónde guardarlo.— afirmó JJ.

Salieron de la casa, no sin antes comprobar que todo hubiese quedado perfectamente cerrado.

—Dejadme en casa de los Cameron.— pidió Bella.

Cuando llegó a su destino se bajó de la caravana, no sin antes despedirse, y comenzó a caminar hasta su habitación. Para su sorpresa no había nadie en la casa, por lo que decidió salir a surfear un rato.

Estuvo un rato en el mar hasta que se cansó y decidió salir, ya que comenzaba a tener un poco de frío.
Empezó a pensar en todo lo que había pasado ayer con Rafe, ahora su novio, y no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa.
Aunque le duró poco, ya que escuchó un ruido proveniente de detrás de ella. Su primer impulso fue girarse, pero antes de que pudiera hacerlo por completo, sintió como algo la golpeaba y, acto seguido, todo se volvió negro.

☾☾☾☾

La pecosa comenzó a abrir lentamente los ojos y fue a levantar una mano para tocarse la cabeza, pero se dio cuenta de que las tenía atadas.

—¿Qué cojones?— dijo, mirándo a su alrededor.

—Parece que la princesita ya se ha despertado.— comentó una voz detrás suya.

Bella soltó una leve carcajada al reconocer esa voz.

—Barry, ¿ahora te dedicas a secuestrar a gente?— comentó, mientras lo veía colocarse enfrente a ella.

—Que quede claro, yo no te he secuestrado, a mi me han pagado por retenerte aquí.

—¿Entonces quién me golpeó en la playa?

—El señor Cameron. ¿O quién crees que te trajo hasta aquí y me pagó por retenerte?— respondió, con una sonrisa burlona.

—¿Dónde están mis cosas?— cuestionó , al darse cuenta de que la llave y el anillo iban en la mochila.

—Las tiene el señor Cameron.— Barry colocó una silla enfrente de ella y se sentó.

—No. No. No.— musitó. —Barry, tienes que desatarme.

—¿Y qué gano yo con eso?

—Te puedo dar dinero.— ofreció.

—Mmm, no.— soltó, con una sonrisa.

—Gilipollas.— musitó, mientras lo escupía.

—No debiste hacer eso...— comentó, mientras se ponía en pie.

Antes de que pudiera acercarse a ella, se escuchó como un coche paraba enfrente a la casa, por lo que ambos miraron hacía el coche.

—Vengo a pagarte el resto de...— explicó Rafe, mientras bajaba del coche y caminaba hasta el porche, pero se calló de inmediato al ver a la pecosa.

—Ya no me debes nada.— Barry se acercó al chico.

—¿Qué cojones hace ella aquí?— preguntó, mientras tensaba la mandíbula. —¿Y cómo que ya no te debo nada?

—Pues que no me debes nada. Tu chica me lo pagó todo el otro día.— La señaló. Ésta no pudo evitar girar la cabeza, para evitar el contacto visual.

—¡¿Qué hizo qué?!— dijo, a la vez que intentaba acercarse, pero Barry se lo impidió.

Rafe se fijó en la cara de la chica y se dio cuenta de que tenía el labio partido y un rastro de sangre seca en el lateral derecho de la cabeza.

—¿Que coño le has hecho?— avanzó un paso y lo empujó.

—Tranquilo, que no fui yo.— habló, acercándose a la chica. —Preciosa, dile quién ha sido.

—No, gracias, estoy bien así.— habló en tono sarcástico, intentando evitar la mirada de Rafe.

—¿Quién te ha puesto la mano encima?— Se colocó a su altura.

—Tu padre.— escupió, mientras volvía a mirar hacía otro lado.

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Aviso que no me hago cargo de la estabilidad emocional de la gente, cuando lean el siguiente capítulo😩

No me puedo creer que solo quede un capítulo y está historia ya se acabe😭

¡Espero que os esté gustando!