Capítulo 6

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Al día siguiente, la pecosa se levantó y pensó que todo lo ocurrido había sido un mal sueño. Pero en cuanto abrió los ojos y observó que seguía en la misma celda que la noche anterior, se dió cuenta que no había sido ningún sueño, si no que todo había sido real. Ante esto, ahogó un leve grito de rabia, contra la almohada.

—Levántate, eres libre.— Uno de los guardias apareció.

Bella frunció el ceño, mientras se levantaba, no muy confiada. El guardia abrió la puerta de la celda, donde la habían tenido encerrada durante unas cuantas horas.

—¿Ya está? ¿Así de fácil?— inquirió confusa.

—Han investigado más a fondo en el caso y todas las pruebas que han encontrado demuestran que eres inocente.— respondió amablemente. —Además , ya han pagado su fianza, por lo que nada te retiene aquí.

—¿Mi fianza?— Ahora se encontraba más confusa todavía. —¿Y quién la ha pagado?

—Yo.— una voz se adelantó a responder.

Esta se volteó de inmediato y divisó al señor Cameron.

—¿Señor Cameron?

—Oh, vamos, Bella.— dijo. —¿Cuántas veces te he dicho que me puedes llamar Ward?

—Muchas...— esbozó una pequeña sonrisa, pero sin mostrar los dientes; debido a la incomodidad del momento.

Después de todo el papeleo, subieron al coche y Ward condujo hasta su casa. Casi al instante de que la pecosa posara un pie en la casa, Sarah bajó corriendo las escaleras para abrazarla. Ante esta acción, no pudo evitar esbozar una dulce sonrisa y estrechar el abrazo.

—Bella.— la llamó el señor Cameron, provocando que ambas se separasen del abrazo. —Cuando puedas ven a mi despacho, necesito hablar contigo.

La pecosa asintió levemente con la cabeza y volvió su atención a la rubia, la cual se encontraba mirándola con una sonrisa triste. Por lo que ambas se volvieron a abrazar.

—Mi padre ya me lo ha contado todo.— dijo. —Lo siento mucho, Bella.

—No es tu culpa, Sarah.— contuvo las lágrimas.

La puerta principal se abrió y las dos amigas miraron hacia esta, encontrándose al hijo mayor de los Cameron. Éste al ver a Bella, no dudó ni un segundo en cerrar la puerta y  abrazarla, mientras la elevaba ligeramente del suelo.
Ante esta inesperada reacción, no pudo evitar esbozar una pequeña sonrisa y abrazarlo más fuerte.

—Bueno, me voy a... ver a Wheezie.— se excusó Sarah, subiendo las escaleras.

Esta acción, provocó que ambos, que hace escasos minutos se acababan de separar del abrazo, negaran con la cabeza.

—Bueno. Creo que debería ir a ducharme y a cambiarme de ropa.— señaló su ropa cubierta ligeramente de sangre y un poco de tierra; ya que en el camino a casa de John B, se había caído un par de veces.

—¿Te acompaño?— comentó, en tono burlón.

La pecosa le mostró el dedo corazón y se dispuso a subir las escaleras.

—Te quedan muy bien esos pantalones.— dijo.

Bella, que se encontraba a pocos escalones de llegar a la planta superior, no pudo evitar soltar una sonora carcajada, provocando que él sonriera victorioso.
Tras una buena ducha de agua caliente, se puso una camiseta y un pantalón que le habían dejado y se dispuso a caminar hacia el despacho del señor Cameron. Tras llamar a la puerta y recibir un "adelante" por parte de éste, entró y se acomodó en una de las sillas, esperando a que él hablara.

𝐈𝐒𝐒𝐔𝐄𝐒 | Rafe CameronWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu