Nunca

297 31 35
                                    

Narra Dylan

Estoy en la piscina con Mark, Fulton, George y Ryan. La copia barata de Leonardo DiCaprio le da un sorbo a su cuarta copa. A este paso se va a beber todo el alcohol de la fiesta.

—Chicos, si no os importa esa rubia está haciendo contacto visual y mi polla pide contacto de otro tipo. Besos –se despide George tambaleándose en el agua.

—Es como ver a un pato mareado con tupé –comenta Fulton observando a su amigo.

—Y con el agua se le ha encrespado y parece una seta –se burla Mark.

—Un pato mareado con tupé seta guarro de cojones –ríe Ryan.

—Y borracho –añado yo.

—¿Quién quiere enemigos teniéndoos a vosotros como amigos? –interviene Roxie que viene con Vicky y Sam. Estas dos se reúnen con sus respectivos novios mientras la chica del pelo de color fucsia se acerca a mí.

—¿Venís solas? Creía que Abril estaba con vosotras –me extraño ya que la última vez que la vi fue intentando bailar twerking con Roxie.

—Em... sí, pero luego se fue –me dice ella encogiéndose de hombros.

—Voy al baño y de paso a ver si la veo –informo nadando hacia las escaleras para salir de la piscina.

Me dirijo a la hamaca en la que están mis cosas y cojo la toalla para secarme.

—Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien en una fiesta –me dice una chica rubia que parece salida de Outer Banks.

—Sí, está bastante bien –le sonrío secándome un poco el pelo.

—Me han dicho que tú has sido uno de los que lo ha organizado todo –sigue hablando ella.

—Sí, junto a un rubiales que me pone de los nervios –bromeo poniéndome la camiseta y provocando su risa –. Por cierto, ¿has visto a la cumpleañera? –le pregunto y ella se queda un poco descolocada –. Veo que no. Bueno, ¡pásalo bien! –me despido marchándome.

Creo que la he dejado con la palabra en la boca, pero tengo otras prioridades ahora mismo.

Doy una vuelta a la mansión y no veo a Abril por ningún lado así que decido hacerle caso a mi vejiga e ir al baño. Nada más salir, pienso en que quiero buscarla y hablar un rato con ella, pues no la he visto en una hora aproximadamente. Nada más pensar eso me doy cuenta de que parezco un idiota enamorado cuando la realidad es que Abril es solo mi amiga. Me jode, pero es así.

Sin embargo, el mundo parece reírse en mi cara, o lo que demonios quiera el mundo de mí, que cuando voy a volver a la piscina un cuerpo choca conmigo. Al bajar la mirada me encuentro con el cabello negro con reflejos dorados de Abril, porque literalmente es lo único que veo de ella ahora mismo.

—Abril, ¿dónde te habías metido? –le pregunto.

Por alguna razón que desconozco, en vez de responderme intenta marcharse, por lo que me percato de que algo va mal. Decido sujetarla por los brazos y le doy un vistazo rápido. De pronto, una pizca de enfado se enciende en mí al ver que está descalza, con el pelo hecho un desastre y sin sujetador.

—¿Por qué no llevas sujetador? –intento averiguar pero ella sigue mirando al suelo.

No sé cómo demonios ha acabado así y no me gusta ni un pelo. Si es lo que estoy pensando debería estar feliz, no así.

El pequeño enfado aumenta al escuchar su sollozo y no puedo evitar tensarme. Necesito verle la cara, necesito mirarla a los ojos y saber qué diablos le pasa.

Tres meses para amarteOù les histoires vivent. Découvrez maintenant