33. en el mar la vida es más sabrosa

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—Fue un placer Maya White.— extendí la mano.

—El placer es mío.— estrechó su mano con la mía.— Alexander Wang.— metió las manos en su bolsillo y sacó una tarjeta, me la dio para después irse a la caja registradora.

—Idiota.— murmuró Aarón.

— Relájate, siempre es bueno tener amigos.— entré la tarjeta en mi bolso.

—El punto es que tú lo viste como un amigo, pero él no.— me quitó la canasta para pagar.

— Olvidé los niños en el auto cielo.— abrí una cerveza.

—No entiendo.— me miró con confusión.

—Parece mi esposo, señor Wilson.— di una palmada a su culo.

Negó con la cabeza mientras sonreía, terminamos de pagar y salimos de la tienda, subimos las cosas a la camioneta para después perdernos camino a la playa.

— ¡Me gusta!— dije al bajar de la camioneta.

— Lo imaginé, la razón de que esta playa sea tan agradable es porque es privada, para entrar aquí debes tener una membrecía, algo tonto, pero a la vez bueno.— observé la playa casi no había personas.

Sacó una nevera portátil donde teníamos los refrigerios.— Vamos hoy te daré una paliza en moto acuática.— solté una carcajada.

—Ni en tus sueños muñeco.— volví a darle una palmada a su culo.

—Vuelves a hacer eso y te follaré mar adentro.— mordí mi labio para no reírme.

Dejamos todo  organizado antes de irnos al mar, el agua estaba deliciosa, pude ver que las motos estaban estacionadas a una distancia prudente de nosotros, subí a una moto de color verde lumínico con negro y Aarón se subió a una roja con blanco.

—¿Segura de que quieres perder princesa?— enarcó una de sus cejas.

—Yo que tú.— abroché mi salvavidas.— no estaría tan seguro de eso.

— Cariño, soy el mejor en el agua.— encendió la moto.

—Pues entonces somos dos.— encendí la moto, sin darle tiempo a reaccionar salí dejándolo atrás.

—Eso es jugar sucio muñequita.— gritó riendo.

Aarón era muy bueno con las motos acuáticas, daba vueltas en el agua, nos adentramos al mar, decidimos apagar las motos para descansar un rato, ya le había ganado dos veces, él no quería admitir que era buena.

— Cuéntame tu historia.— rompí el silencio que había entre ambos.

— ¿Cuál de todas?— se recostó del timón de su moto.

— Todos tenemos una historia amorosa que no funcionó, háblame de la tuya.— entré uno de mis pies al agua y comencé a moverlos.

— Es complicado.— pasó las manos por su cabello.— hace 3 años me iba a casar, estaba enamorado como idiota de una de las mujeres más hermosas que mis ojos han visto en toda mi vida, pero un mes antes de la boda la descubrí teniendo sexo con mi mejor amigo en nuestra propia cama.— lo último lo dijo con una sonrisa.

—¿Qué pasó con ella?— me recosté del timón de mi moto.

— Hoy en día es una de las modelos más famosas de toda España, pero es una mujer vacía, por más lujos que tenga y dinero no tiene lo más importante que es amor.— soltó un suspiro.— en cuanto al que era mi mejor amigo pues él está solo, sin nadie que lo quiera y hundido en las drogas, lo perdoné, pero uno nunca escapa del karma.

—Nunca llegué a pensar que tú pasaste por todo eso.— acaricié su mano.

—Porque lo superé, decidí no darle importancia a algo que en su momento me dolió, no es justo que me doliera toda la vida.— me miró a los ojos.— Ahora cuéntame la tuya.— sonreí.

— Al igual que tú, yo también estaba enamorada, me iba a casar con el que creía que era el amor de mi vida, Perdí a nuestro hijo, no sabía que estaba embarazada, me di cuenta porque tuve un aborto natural, cuando fuimos a donde mi ginecóloga ella me dijo que no podría tener hijos nunca, cuando él supo eso dijo que me entendería, que me amaba y que no le importaba que no le pueda dar hijos, aun así él nunca se iba a ir de mi lado.— miré al cielo para no soltar una lágrima.— después de eso tuve que irme por dos días hacia Japón, al regresar él ya no estaba.

— ¿No has vuelto a saber nada de él?

— Sí, supe que se casó con mi media hermana.

— ¡Hijo de puta!— negó.

—¿Otra carrera hasta la orilla?— encendí la moto.

—No te cansas.— él encendió la moto también.

Íbamos a toda velocidad, en esta carrera si  ganó él, estacionamos cerca de la orilla, me di cuenta de que los demás habían llegado, Mason me observaba desde el sillón donde estaba acostado.

— Veo que ya tenemos compañía.— me quité el salvavidas y salí del agua.

—No te puedes quejar, estuvimos solos un buen rato, no es mi culpa que no hayas querido follar en ese tiempo.— le di con el codo.

—Bandido.— mordí su brazo.

Llegamos hacia donde estaban los demás, me senté en el sillón que estaba en medio de Mason y Jackson, tomé mi toalla y comencé a secar mi cuerpo.

—Disfrutaron mucho.— dijo Armando.

—Algo, al menos tu hermano hizo que olvidara la resaca.— dije con una sonrisa.

—Tenemos buen rato esperándolos, no sabíamos que estaban en el mar.— dijo mi hermano.

—Salimos temprano de casa.— dijo Aarón

—Ustedes sigan disfrutando del mar, nosotros nos iremos al Spa.— Armando, Óscar, Amelia y Eva se fueron.

Nos quedamos nosotros, Aarón fue por unas cosas a su auto y Jackson decidió ir a caminar por la playa.

—Veo que no pierdes tiempo.— se a lo que se refiere.

—¿Con qué?— decidí hacerme la tonta.

—No te hagas, bien que follaron anoche.— dijo con la mandíbula apretada, desde aquí podía ver la vena que se le marca en la frente cuando está molesto.

— ¿Y si lo hicimos qué?— levanté una de mis cejas.

Se acercó a mí y apretó mi brazo.— no me hagas partirle la cara de idiota que se carga, no me tientes, porque puedes llegar a conocer el demonio que tengo dentro.

—Ya lo conozco.— me solté de su agarre.

—No te confundas, el que conoces es un Ángel comparado con el demonio que puedo ser cuando tocan lo que es mío.— volvió a acostarse en el sillón.

Me puse mi falda nuevamente, saqué una lata de cerveza y encendí un cigarro, le di una calada.

—No entiendo, si follamos sin compromiso por qué razón debo respetarte, cuando tú estás casado.— solté el humo.

—Quiero que te alejes de él, no me preguntes más porque no te pienso contestar.

Pasamos toda la tarde en la playa, fue agradable, pude descansar y pasarla bien, ahora estoy arreglando mi maleta porque mañana debemos volver a nuestra vida normal.

Me senté frente a la televisión con una taza de chocolate caliente, puse un canal de películas y me dejé llevar.

Más que una noche. (Libro#1)Where stories live. Discover now