Inmortal • Lumity

C u a t r o

Su lectura fue interrumpida por alguien que llamaba a su puerta. ¿Visitas? No había citado a nadie ese día.

Dejo el libro en la mesita que tenía al lado y se dirigio hasta la entrada, al llegar giro el picaporte sin mucha fuerza. Al abrir se encontró con la persona o ser que menos esperaba.

—¡Hola! Vengo a llevarme tu alma.—La peli-magenta solto una carcajada por lo que acababa de decir.

La oji-ambar solo la miro, no mostro ninguna expresión en su rostro.

—Okey okey eso fue un muy mal chiste de mi parte, me disculpo.

—¿Qué haces aquí Muerte?—Pregunto.

—Vine a ver como se encontraba mi nuevo hogar, compermiso.—Se adentro en la casa evadiendo a la oji-ambar.—¡Wow! Es más grande de lo que pensé.—La peli-magenta observo cada rincón de la casa.—Y.. ¿Vives sola?

—Largo.

—¡Oh vamos! No es mi culpa mudarme aquí, puedes quejarte con mi Lord Lucifer. Yo solo recibo ordenes.—Se cruzo de brazos.

—Mientes.

"¡Maldita ser inmortal!"

—Gracias pero sabes que no puedo morir.—Otra de sus habilidades es leer los pensamientos de las personas.—Ahora por favor, retirate.—Se hizo a un lado esperando a que la Parca saliera.

—No me dejas otra opción.—Los ojos del Angel de la Muerte se tornaron de rojo, puso la mirada fija en las pupilas de la ser Inmortal.—Esta tarde recibiras a la Muerte y dejaras que se quede en tu hogar. Es una orden.—Finalizo.

—Sí mi señora, por favor sientase como en su casa.—Se hizo a un lado dejandole libre el paso.

Boscha entro victoriosa.

—Eso fue muy fácil.—Formo una sonrisa burlona en su rostro.

Al estar dentro escucho una carcajada que provenia de la oji-ambar.

—JAJAJA ¿Sabes que no puedes hipnotizar a una Deidad como yo verdad? No soy un simple mortal recuerda.

El rostro de La Parca palideció.

—Tsk.. Tenía que intentarlo.—Se encogio de hombros.

Amity se recostó en la puerta con los brazos cruzados.

—¿Ahora me diras la verdad?

Espero a que la peli-magenta dijera algo, tardo más de lo que pensaba.

—Solo quiero una amiga.—Respondio.—Y sí, te parecerá extraño ¿Sabes por qué? No he tenido a ni una amiga en el tiempo que llevo muerta.—Hizo una breve pausa.—De todas formas no nos dejan tener vínculos amistosos con los mortales.—Confeso.

Amity se compadecio por ella, desde que Hunter entro a su vida había olvidado lo que era estar sola. Solto un suspiro agotador.

—Esta bien, puedes quedarte.—Empezó a caminar, Boscha solo la siguio con una sonrisa en su rostro.

Subieron las escaleras hasta llegar al pasillo del segundo piso, caminaron hasta el final de este. Al llegar, la de cabellera lila abrio la puerta entrando en aquella enorme habitación.