Inmortal • Lumity

C i n c o

—Okey Amity Blight, ella esta bien. Pero ¿Cómo no ha de estarlo? Por supuesto que ahora Luz se encuentra fuera de peligro.—Desde que rescato a la más joven de esos hombres esta a estado al tanto de ella.—Ella esta muuuy bien.—Se mintió asimisma, solto un agotador suspiro.—Bien, solo echare un vistazo.—Uso sus poderes para teletransportarse hasta la ubicación de la peli-marrón.

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Luz iba de regreso a casa acompañada de sus amigos Willow y Gus. Estuvieron hablando de cosas aleatorias que se les ocurria en ese instante hasta que el moreno decidio preguntarle a la peli-marrón.

—Entonces Luz.. ¿Nos diras quien te tiene tan feliz este día?—Miro de reojo a la recién nombrada.

El rostro de la morena se torno de un rojo carmesi, había sido descubierta.

—No tengo idea de que hablas Porter.—Trato de hacerse la desentendida.

—Sabes perfectamente de lo que hablo, confiesa ¿Quién es el afortunado?

—O afortunada.—Comentó Willow.

Al escuchar eso Luz aparto la mirada avergonzada, aún no estaba lista para contarles a sus amigos sobre Amity, ya encontrara el momento indicado para decirselos.

Pasaron unos minutos y la morena pudo ver no muy a lo lejos una figura que se le hacía conocida. Era ella, la Diosa con cabello de algodón de azúcar.

Sus amigos notaron como miraba a la chica que estaba a pocos metros de distancia y al instante lo entendieron.

—¡Gus olvide una cosa importante en clases necesito que acompañes a traerlo!—Mintio.

Su amigo le siguio el juego.

—¡Vamos! ¡Nos vemos Luz desde aquí ya puedes ir de regreso a casa!

No pasaron ni dos minutos y sus amigos ya habían desaparecido de su vista, trato de ignorar lo que acababan de hacer ya que tenía otra cosa en que pensar. Del por qué la chica de cabellera lila se encontraba esperandola al final de la calle. Camino a paso lento ya que estaba nerviosa.

Al tenerla en frente pregunto.

—¿Qué estás haciendo aquí Blight?

—Yo.. Oh! Pero si tu fuiste la que me invoco.—Mintio.

Noceda estaba confundida.

—Estoy segura de que esta vez no lo hice.—Hablo.

—Si lo hiciste.

—No lo hice.

—Sí.

—No.

—No puedes mentirme Noceda.—Se cruzo de brazos.—Bueno mejor olvidemoslo, aunque no eres buena mintiendo. Esta claro que estabas pensando en mi.

Luz solo rodó los ojos mientras sonreía, sabía porque ella estaba ahí. De solo pensar en eso hacía que su rostro se tornara de rojo.

—Espera, olvide darte algo.

La morena volteo a verla.