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El pequeño dragón anaranjado frente a él lo miraba, encogido en una esquina con ojos pequeños entrecerrados. Wei Ying estaba de cuclillas frente a el con las manos abiertas mostrando que no tenía malas intenciones. Trataba de mirarlo a los ojos, no podía haber interacción más buena y sincera que esa. Los ojos eran la ventana al corazón, mirar a los dragones a los ojos era un acto de plena confianza para ellos, disipaba el miedo, mostraba las verdaderas intenciones en el corazón de otros.

- Tranquilo, no tienes que volar ahora si no quieres. -le dijo el chico con una sonrisa- No te pierdes de mucho, el cielo hoy está nublado, no es un buen día para volar.

El dragón abrió más los ojos y se acerco con cautela hacia su mano, olfateándola e intercalando su mirada entre los ojos grises del humano y sus manos. Cuando su escamosa piel tocó las suaves y blancas manos del chico fue cuando se calmó. Eran manos cálidas y tenían un olor peculiar; ese humano tenía un olor familiar, un buen olor. Se acurruco contra la mano y luego puso su cabeza contra el pecho del humano, refregándose contra él y empujándolo hacia atrás por la fuerza. Wei Ying rió ante su reacción.

Los discípulos encargados de limpiar y ayudar a los domadores lo miraron con sorpresa. siempre era una vista asombrosamente extraña la que daba Wei WuXian al convivir con los dragones que entrenaba. Nadie era como él; era un hombre digno de ser el discípulo principal de la secta. No era difícil entender el porqué el líder Jiang lo favorecía tanto. El joven de túnicas moradas condujo con cuidado al pequeño dragón hacia las celdas donde los tenían. Era un lugar donde la gente creía que estarían seguros; lejos de la gente y con una cadena en sus patas, tras una reja de acero. Era la parte del día que el joven discípulo principal más odiaba. No merecían ser dejados en cautiverio, no cuando él era libre y podía dormir en una cama en la residencia principal.

A él no lo encadenaban ni lo entrenaban porque no sabían lo que era realmente.

- Ese cuidará las bóvedas una vez que aprenda a sentarse cuando se lo pidas -comentó un discípulo mayor que él al observar al chico retirarse una vez que el dragón estuvo dentro de su celda- el líder Jiang debió recogerte de un circo cuando eras joven. ¿Quién diría que serías bueno para estas monerías?

Wei Ying decidió no prestarle antención y empezó a recoger todas sus cosas. Dejaba su espada y su túnica exterior en una esquina para que no interfirieran con su trabajo, necesitaba sentirse ligero y con más movilidad, además de que no podría ganarse la confianza de los dragones si en cada sesión de entrenamiento cargaba su espada en el costado. las armas brindaban desconfianza y los ponía a la defensiva.

- Es un dragón muy joven -Wei Ying se puso la túnica exterior y empezó a acomodársela- estoy seguro de que aprenderá rápido pero aún es muy joven para custodiar cualquier lugar.

Una vez que sus túnicas estuvieron en orden se giró sobre sus talones para ver a su shixiong y añadió antes de irse:

- A los dragones no les gusta ser ordenados. No les es grato pensar que están debajo de ti, ¿o tú preferirías que te pida que te sientes ahora mismo? ¿y si das una vuelta?

El discípulo mayor hizo una mueca de desagrado ante tal falta de respeto por parte de un niño como él. Wei Ying tomó su espada y se alejó de los campos de entrenamiento.

◇◇◇◇◇◇

Muchos tienden a hacer largos y tediosos viajes en barco o viajar en carretas o a veces a pie. También podían viajar sobre sus espadas si se era un cultivador. Eso era para aquellos que habían nacido sin unas enormes alas para volar. Aunque eso también quería decir que eran personas normales.

La única forma de volar sin ser visto era en las noches o durante las tormentas; era peligroso estar afuera mientras el agua azotaba con fuerza y habían mareas descontroladas. Pero él había aprendido a las malas a volar durante la tempestad. Wei WuXian vio cómo el último barco llegó a los puertos y a las personas arriar las velas, pronto los grandes pedazos de tela dejaron de ondear con los fuertes vientos y todos empezaron a correr hacia adentro al sentir las primeras gotas de lluvia sobre la piel. Se ocultó entre los árboles hasta que todo estuvo tranquilo. Cerró los ojos y tomó un profundo respiro antes de convertirse en cenizas, estas empezaron a brillar y pronto un ser empezó a nacer de ellas hasta que un gran dragón negro de por lo menos quince metros se formó; con largos cuernos; con pequeños picos que empiezan desde su cuello hasta el final de una larga cola. El gran dragón negro dio unos pasos hacia atrás y luego corrió hasta tomar impulso y empezar a surcar los cielos.

Domador de Dragones |WangXian|Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz