CAPÍTULO 44: "The Killer"

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Me vi frente a la pared de piedra que tenía delante y después fue cuando escuché los pasos de algunos desterrados que habían dado con mi ubicación.

—¡No te muevas!

Encaré a los desterrados que se acercaban a mí con lentitud, con sus espadas apuntando en mi dirección en lo que yo pensaba en cómo salir de ahí. Mi visión voló por la calle arrinconada y mi mente tuvo una idea.

—Han cometido un error. —dije levantando mis manos, solo para que estuvieran más cerca del hacha que colgaba de mi espalda y para hacer tiempo. Necesitaba ver que tan dispuestos estaban a matarme.

—Tú eres quien se condenó a la muerte por venir aquí. —dijo un desterrado de voz grave y rasposa.

No lo suficiente al parecer.

—No... no lo entienden... —mi mano se cerró en el puñal del hacha. —Debieron dispararme cuando pudieron.

EL vago recuerdo de las instrucciones de Punz habían invadido mis pensamientos desde hacía ya un tiempo, en donde tan solo unos días antes, me había sacado a caminar alrededor de la base, solo para ser franco conmigo.

Muchas de las personas que nos ayudarán en la misión no han matado a nadie en su vida, tu sí. Y eso ya forma parte de quién eres. No solo quiero que seas la carnada, quiero que nos des las máximas bajas posibles, como solo tú sabes hacerlo.

Nunca nadie espera a que corras en su dirección cuando los estas persiguiendo, y es exactamente lo que hice. Tomé el hacha de mi espalda con las dos manos y los embestí sin darles tiempo a reaccionar, con ballestas y arcos apuntando en mi dirección, pero antes de que alguna flecha diera conmigo, me deslicé de rodillas entre dos sujetos, raspando mis rodillas, pero blandiendo el hacha en un circulo, cortando los tendones, piel e incluso huesos de las piernas de los desterrados, salpicando sangre sobre mi máscara y ropa, dejando detrás a dos voces desgarrándose en un grito.

Aprovechando el aturdimiento de parte de sus compañeros y que todos estaban distraídos, fui deshaciéndome de cada persona que se cruzaba en mi camino. Un sujeto delgado y de alta estatura peleaba contra su ballesta, esperando a que la cuerda suba, y haga el clic que indicara que la flecha estaba lista para salir, pero yo ya me había deslizado hacia él, arrastrando el hacha contra su pecho. Una chica con armadura pesada pensó que podía derrotarme, blandiendo su espada, en donde me hizo detener el movimiento con el mango de mi hacha.

—El hacha siempre es mejor que la espada.

La chica me miró con horror mientras hice volar su espada con un movimiento rápido y rompí una de sus piernas son un golpe sordo y doloroso. Ahora que todos se habían esparcido, no hay ejercito que vaya contra mí, sino desterrados desorganizados en busca de matarme.

Me siento en casa. Tal y como aquellos días.

En algún punto logré robar un arco junto con un carcaj de flechas, subo de nuevo a una casa, a un lugar elevado y comienzo a practicar mi puntería, pero en vez de ser ardillas y pájaros que se esconden en los árboles, es más fácil con personas. Al menos diez bajas y puedo ver que he vuelto a captar su atención. Cuando sé que estoy en la mira de cientos de personas furiosas por sus pérdidas, continúo con el plan.

Bajé del techo, cuando mi piel hizo contacto con el suelo, rodé por el piso y esperé a que los demás caigan en la trampa.

—¡No dejen que escape!

—¡Por ahí!

Cientos de pasos y gritos retumbaron detrás de mi, siguiéndome de cerca y directamente a su tumba.

The King's Dream || DNF ||Where stories live. Discover now