Capítulo 2

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~León~

—León está muy bueno, lo que más me gusta de él son sus ojos y ese pelo rizado

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—León está muy bueno, lo que más me gusta de él son sus ojos y ese pelo rizado...

Las mejillas se me tornan de un rojo intenso al escuchar las palabras de Denny, una compañera de aula que no sabía le gustaba.

—Yo no le veo la gran cosa —espeta la amiga—. Tiene cara de pendejo.

Mi rostro se distorsiona en desagrado. ¿Cara de pendejo?

Cierro el casillero con brusquedad y me alejo de las brujas que siguen discutiendo sobre si seré bueno en la cama o si tengo novia.

Cualquiera diría que este tipo de cosas me agradan y pensaría que las chicas me llueven por montones, pero la realidad es muy distinta. No es que soy un célibe, he tenido unas que otras novias; mas no soy el típico popular que se acuesta con una cada noche.

Eso lo hace mi padre...

—León, al fin te encuentro.

Mi amigo se acerca apresurado. Hablamos de todo un poco mientras caminamos hacia la salida.

—¿Qué tal te va con tu nueva habitación? —pregunta divertido. Lo miro con odio, ignoro sus palabras y me acerco al auto—. No te pongas así, León, quiero saber para echarte una mano si la necesitas.

—Hay muchas cosas que sacar aún. Nunca imaginé que guardábamos tanta basura.

Marcos sonríe mientras niega con la cabeza.

Mi amigo es un idiota, pero de esos que puedes contar con lo que sea. Nos conocimos hace un par de años cuando sus padres se mudaron a la ciudad y empezó a asistir a la misma escuela que yo.

Al principio no nos llevábamos bien, él me molestaba, hasta un día que le di un puñetazo en medio de toda la clase porque quiso pasarse de listo.

Luego de ese episodio, que nos costó una semana de suspensión, nos hicimos amigos hasta el día de hoy. Muchas veces duerme en mi casa y yo en la de él, nuestros padres se conocen y han desarrollado una buena amistad.

Así que se podría decir que Marcos es como ese hermano que nunca tuve.

—Que todo sea por la nueva hermanita.

Sus palabras me sacan de mis pensamientos y lo miro como si le hubiese crecido otra cabeza.

De solo pensar que voy a compartir casa con una mocosa, me da náuseas. Nunca me he llevado bien con los niños, me parecen fastidiosos y unos manipuladores.

Sacudo la cabeza en un intento de no pensar más en eso, entro en mi auto y él hace lo mismo, acomodándose en el asiento del copiloto.

—Me he dado cuenta de que necesito un empleo —rompo el silencio—. Pronto iré a la universidad y no pienso vivir de lo que mi papá quiera enviarme.

Y llegaste tú © [Saga Tú: Libro 1] (Pronto En Papel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora