Capítulo 10

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GRACE

Detrás de grandes arbustos esperamos a que la familia Smith se marche a la cena que tienen cada viernes. La noche nos acompaña mientras que el silencio es nuestro aliado en el plan que hemos, o más bien que ha pensando Oliver para devolverle a Marcus lo que me hizo con la bebida.

Tanto Oliver como yo llevamos sudaderas y pantalones negros. Él tuvo que dejarme una ya que no podíamos pasar por mi casa. Es así como su perfume se impregna en cada rincón de mi cuerpo y la sensación de estar entre sus brazos parece real.

—¿Y si nos pillan? —pregunto bajito viendo como salen hacia el coche del señor Smith.

—Entonces pasaremos una agradable velada en comisaría —responde con tranquilidad.

—Nunca he hecho este tipo de cosas. No suelo romper las reglas.

—Las reglas están para romperse y la vida para divertirse a pesar de los derribos constantes. No te cohíbas y te impidas disfrutar de los placeres de esta.

—¿Es un placer romperle el coche a un ex novio? —asiente con una sonrisa dibujada en la cara.

—Pues claro. Qué se joda, él ha hecho algo peor.

Dejo de mirarle y giro la cara hacia delante viendo como el coche que les lleva desaparece de nuestro campo de visión. Esperamos varios segundos por si deciden volver, pero eso no pasa.

Nos levantamos a la vez y salimos del escondite improvisado. Inspecciono que no haya nadie en los alrededores y nos dirigimos hasta el coche, el cual luce limpio y sin un solo rasguño.

Para Marcus su coche es lo más preciado que tiene, después de él mismo claro está. La forma en la que lo cuida y lo trata como si fuera un hijo me dan ganas de tirar el coche por un barranco. Y de paso a él también.

—¿Qué se supone que haremos? —le pregunto abrazando mi cuerpo y colocándome a su lado.

—Iremos a dar una vuelta —se centra en la cerradura del coche y frunce el ceño mientras hace maniobras para abrirlo.

Es imposible que lo haga.

—No podrás abrir la puerta. Esta tiene una cerradura que... —me callo al instante.

Oliver se levanta y abre la puerta con demasiada facilidad. Le miro asombrada y me da una sonrisa de oreja a oreja.

—No preguntaré cómo es que sabes abrir puertas.

—Haces bien. ¿Conduces tú o conduzco yo? —rodeo el coche para abrir la puerta del copiloto—. La noche solo acaba de empezar —suelta dando una palmada en la parte superior del coche.

Entramos a la vez y la sensación de extrañez se presenta. Es raro ver a Oliver en el coche, pero lo más raro es vernos a los dos en medio de la noche robando el coche de mi ex novio.

Espero que arranque y su risa hace que deba mirarlo para saber que le hace tanta gracia.

—La próxima vez busca a un chico un poco más inteligente —con la cabeza señala las llaves en el salpicadero. Las toma y las introduce—. Mira que hay mejores en el mundo.

—¿Cómo tú, por ejemplo?

—Exacto, pero pensé que eso lo sabías desde el primer momento —gira la cara y me guiña el ojo.

Le golpearía.

Pero un beso sería mejor.

—¿A dónde quieres ir? —le pregunto evadiendo su respuesta anterior.

Destinada A Olvidarte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora