🎙️ Zero

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La pequeña Tn caminaba por el jardín de la escuela hacia la puerta principal, cabizbaja y con una mirada algo depresiva.

Se sentía algo triste, el día anterior había sido su cumpleaños y sólo su familia estuvo con ella; a pesar de que había intentado hacer las pases con sus compañeras invitándolas a su fiesta, ninguna de ellas se apareció.
La molestaban mucho en la escuela, porque era tímida y tartamudeaba al hablar, y el bullying no la ayudaba a desenvolverse mejor socialmente o hablar con fluidez. La empujaban al lodo o a charcos cuando llovía, le ponían el pie en los pasillos o la entrada de la escuela, le quitaban sus cosas y se las ocultaban, rayaban sus cuadernos o pupitre, y demás cosas típicas del bullying; y, pronto, se sumaron algunos niños también, y el resto sólo veía sin interferir, sin tenderle una mano o intentar detener a los abusones. Pero, a pesar de que la pasaba mal, no le contaba a sus padres, por alguna razón no quería hacerlo.

Tropezó con algo de pronto y cayó al suelo, raspando sus rodillas y las palmas de sus manos contra el pavimento al intentar detener su caída. Se incorporó y, al girar la cabeza, notó qué había provocado su caída: una de aquellas niñas que solía molestarla le había puesto el pie.

La líder de ese grupo le hizo una brula estúpida y sus amigas estallaron en risas, mientras comenzaban a caminar de nuevo.

La pequeña se levantó sin decir nada, sacudió el polvo en su uniforme y entró a la escuela, dirigiéndose al baño de niñas para limpiarse sus manos, que tenían algo de tierra, restos de grava y algo de sangre que le salió al rasparse.

[Más tarde]

Las clases llegaron a su fin por el día. Tn guardaba sus cosas tranquilamente, le gustaba ser la última en salir para poder estar lo más lejos posible de sus abusadores. Levantó la cabeza, viendo a aquel rubio de ojos vidrian levantarse y dirigirse a la salida del salón, notando que se olvidaba un cuaderno en el compartimiento inferior de su pupitre. Hizo una pequeña mueca, se levantó y tomó su mochila, colgándola en sus hombros tras su espalda, se acercó al asiento de ese niño, tomó el cuaderno, y salió con prisa para alcanzarlo; por suerte, él no estaba lejos.

– P-P-Plisetsky –llamó. 


Yuri caminaba tranquilamente, ya ansiaba salir de la escuela por fin para irse a entrenar; le aburría la escuela, no le gustaba, prefería estar patinando. Pensaba en ello, cuando oyó una débil y suave voz llamarlo por su apellido; detuvo su andar y se dio media vuelta, viendo a aquella niña callada del salón, la tímida y tartamuda a quienes la mayoría molestaba. Le causó curiosidad que ella lo llamara, pues no solían hablar; y aunque a él no le gustaba cómo los demás la trataban, tampoco hacía nada para detenerlos.

– ¿Si?


Tn tragó saliva, nerviosa, temblando ligeramente; bajó la cabeza, tomó aire, dio unos dudosos pasos hacia aquel, y le extendió el cuaderno.

– L-Lo olvidaste en...en tu pu-pupitre.

– ...Oh –lo tomó.– Gracias.

Ella lo miró algo sorprendida, pues para ser sincera esperaba algún desprecio o que sólo lo tomara y se fuera sin más, no esperaba un agradecimiento; esbozó una pequeña sonrisa, con las mejillas ligeramente sonrojadas.

– D-De nada...

El rubio abrió la boca para decir algo, pero una voz interrumpió.

– ¡No es cierto!

Ambos miraron a aquel niño, quien se les acercó y rodeó al patinador con un brazo por el cuello.

– ¡Plisetsky! ¿Te gusta Smirnov? –rió burlón.

Radio 🎙️ Yuri PlisetskyWhere stories live. Discover now