Y llegaste tú © [Saga Tú: Libro 1] (Pronto En Papel)

Capítulo 1

~León~

El sonido de una música pop provoca que abra los ojos. El ruido se va tornando más alto mientras pasan los segundos y esto hace que salga de mi ensoñación.

Recorro el lugar, espantado, esta no es mi habitación. Mi pecho sube y baja, los temblores se hacen presentes y respiro con dificultad. Cierro los ojos con temor, a espera de que sea un sueño y sí me encuentro en la comodidad de mi cama.

—¿Qué hora es?

Esa voz me aterra, aun así, abro los ojos para corroborar lo obvio. Los poso sobre una chica castaña que yace boca abajo desnuda. Levanto la sábana que me cubre y confirmo que estoy como Dios me trajo al mundo con un gran problema en mi entrepierna.

Entonces, los recuerdos de la noche loca vienen a mi cabeza como balde de agua fría: su boca alrededor de mi erección, sus gemidos, el vaivén de nuestras caderas...

Joder.

Me levanto de la cama de un salto y busco como loco mi ropa en el piso, pero no la encuentro.

—¿Ya te vas? —Mis ojos se cruzan con unos azules muy bonitos que me miran con picardía—. Todavía es temprano —añade, sugestiva, mientras se muerde los labios.

—Debo ir a la escuela, tengo exámenes finales y si repruebo me va a ir muy mal —contesto sin dejar de buscar mis cosas—. No encuentro mi ropa...

Hago silencio al escuchar unos toques en la puerta.

La chica se tira de la cama y me avienta un pantalón, asimismo, se coloca una bata deprisa.

—Debes irte, ahora —sentencia y me empuja hacia la ventana.

—Espera, ¿qué demonios está pasando?

No me contesta, sigue tratando de moverme de manera brusca.

—¡Nelly, abre la puerta! —grita un hombre desde el otro lado.

—¿Tienes pareja? —susurro, indignado, y ella desvía la mirada.

—Te lo puedo explicar luego, pero vete que Héctor está armado —indica, agitada.

Los toques en la puerta se vuelven más constantes y fuertes. El miedo, la confusión y la ira me marean, es la primera vez que me pasa algo así.

Me acerco hacia mi susodicha escapatoria. Es un lugar muy alto, si no me mata su marido lo hace la caída.

—Necesito mis...

No me deja terminar la oración porque me empuja y siento que vuelo hasta que mi cuerpo cae sobre unos arbustos. Un grito me sale de la garganta al darme cuenta de lo que ha pasado. El dolor me hace gruñir y me levanto tambaleante.

Miro hacia arriba, abro mucho los ojos cuando veo mis cosas en el aire para luego caer a un lado de mí.

Maldigo una y otra vez mientras recojo la mochila y reviso que todo está en orden. Me pongo la ropa y los zapatos nuevos que compré para la fiesta de anoche.