《C u a r e n t a》

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Daniela

—Marco...

—No.

—Pero...

—Te he dicho que no.

—¡Marco, es mía!

—¡Es mi ahijada!

—¡Que te haya preguntado si quieres ser el padrino, no significa que te la quedes!

—¡Pero es que es muy pequeña!—suspiré frustrada dejándome caer en el sofá.

—Marco; Tengo que volver a Turín.

—Yo sigo diciendo que nosotros podemos adoptarla perfectamente, ¿a que sí?—añadió Leire.

—Obviamente.

—¡Oh, venga ya!—protesté alzando mis brazos.—Álvaro nos está esperando en Turín. La habéis tenido dos semanas, más tiempo que su propio padre.

—Pero...

—¡No!—tapé mi cara y me levanté del sofá.—No quiero escuchar nada más, tengo que coger un avión en cuarenta y cinco minutos.—me acerqué a Marco, que seguía teniendo a la niña en brazos.—Yo tampoco quiero irme. Pero mi prometido, y el padre de esta preciosura...—agarré una de sus manitas, era tan pequeña que no podía evitar derretirme con sólo mirarla.—Nos esperará en el aeropuerto cuando estemos a punto de aterrizar.

—Madre mía, y no querías saber nada de él cuando lo viste en Sevilla...—murmuró Leire cruzando sus brazos.—¿Quieres que te acerquemos?

—No quiero molestar, de verdad. Puedo pedir un taxi.

—Oh, cállate. ¿Tienes que coger maletas o algo?—preguntó Marco, y yo asentí con mi cabeza.—Pues venga, que nosotros te llevamos.

—No voy a querer montarme en ese avión si os voy a ver a vosotros por ahí.—comenté mientras agarraba la maleta y el equipaje de mano. Salimos de la casa, y me encargué de cerrarla bien, si no lo hacía, Álvaro me mataría.

Fuimos directamente al coche de Marco. Guardé las maletas en el maletero y me dio a Atenea. Nos montamos en el coche y empezó a conducir hacia el aeropuerto.

Una vez que llegamos, me acompañaron hasta la puerta de embarque.

—Te vamos a echar de menos...—comenzó a decir Leire.—Pero te prometo que iré pronto.

—Y a mi me debe un viaje, así que subiré con ella.—añadió Marco.—Todo sea por ver a esta pequeña todas las veces que pueda.

—Os quiero muchísimo, de verdad.—contuve todo lo que pude las lágrimas.—Odio las despedidas.

—En Turín te espera tu nueva vida, cariño.—me dijo Leire antes de abrazarme.—Te veremos pronto, pequeña.—le susurró a la bebé.—Aunque si quieres irte de allí para volver aquí cuando seas mayor, no creo que el tío Marcos ponga pegas, y si lo hace tú no te preocupes que le echo de casa.

—Nos vemos pronto, os lo prometo.—me despedí de ellos por última vez, y me metí en aquel largo pasillo.

(•     •     •     •     •)

—Hey.—no pude evitar sentir paz al notar el abrazo de Álvaro.—Te echaba de menos.

—Y yo a ti.—sonreí antes de que me besase.—Llevo desde que me he montado en el avión deseando aterrizar. Aunque he de reconocer que he estado muy bien acompañada.

—Vamos a casa, estoy dispuesto a escucharte toda la tarde.

—¿Has traído mi coche?

—¿El nuevo, dices?

Demons [Álvaro Morata]Where stories live. Discover now