《V e i n t i c u a t r o》

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Daniela

—¿Y Álvaro?—preguntó Leire, ya que estaba tumbada en mi cama.

—Firmando los papeles del divorcio. Llamé a Kera para preguntarle cómo era el asunto, y me dijo que todo estaría listo una vez que los dos firmasen, porque era de mutuo acuerdo. De hecho...—miré mi reloj de muñeca.—Creo que ha salido ya, no creo que tarde mucho en llegar.

—¿Habéis decidido ya que vamos a hacer?

—¿Recuerdas nuestro plan de alquilar una furgoneta e irnos por ahí a descubrir mundo?—la morena asintió con su cabeza.—Pues eso vamos a hacer. Visitaremos todos los sitios que podamos.

—Es una puta fantasía eso, de verdad.

—Tenemos quince diez días para ver Roma, Florencia, Verona y Milán.

—¿Vendrás con nosotros a la vuelta?

—A lo mejor me quedo unos días en Turín con Álvaro. Ya sabes, para dejarlo todo un poco organizado.

—Menos mal que Isco convenció a mamá y a papá durante su visita para que se quedasen con los niños.

—La verdad es que sí, ya les tocaba un descanso.

—Pues sí, Va a ser un viaje inolvidable.

—Ya te digo, hermana.

En ese momento, escuché la puerta del apartamento abrirse, y acto seguido cerrarse.

—¿Qué cojones...?

—Le he dado a Álvaro mis llaves para que no tuviese que tocar el timbre.—dejé aquella camiseta en la cama, ya que estaba preparando la maleta. Leire y yo salimos a la vez de la habitación para ir a hablar con él.—¡Hey! ¿Cómo ha ido todo?

—No quiere firmar.

—Espera... ¿Qué?

—Ha esperado hasta el último momento para decirme que no iba a hacerlo. De hecho, sus palabras textuales han sido, "llevamos juntos seis años, tenemos tres hijos... ¿De verdad pensabas que iba a ser tan fácil?"

—¿Qué hija de puta, no?—comentó Leire.

—No lo sabes tú bien.—Álvaro salió de la cocina con un botellín de cerveza.—Lo peor es que estaba feliz mientras decía eso.

—Claro que estaba feliz, quiere dar por culo.—respondí apoyándome en el marco de la puerta.—Y ya de paso arrasar con todo a su paso. Nuestra relación, la paz que tenemos... Todo.

—No te preocupes, intentaré que firme lo antes posible.

—Entonces... Por esa regla de tres, no podemos quedarnos en tu casa durante el viaje.—añadió Leire.

—Bueno...

—Oh venga, díselo ya.—pedí mirando a mi novio.

—¿Pero qué os pasa ahora?

—Fui previsora.

—Fuimos.—me corrigió Álvaro.

—No, fui. Sabía que algo iba a salir mal, porque las mujeres somos así, hay algunas muy rencorosas y otras más pasotas. Tu mujer, por desgracia, tiene mucho rencor dentro, y de sobra para ambos. A lo que iba, fui bastante previsora y le convencí para comprarnos una casa nueva en Turín, por si no le daban la casa. La verdad que no me apetecía quedarme en la calle con un bebé por eso.

—Por esa razón, somos las más inteligentes de la familia. Yo también lo hubiese hecho.—comentó mi hermana.

—Es que es de lógica. Nunca sabes por dónde van a salir las cosas. Mejor prevenir que curar.

Demons [Álvaro Morata]Where stories live. Discover now