《C i n c o》

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 Daniela

—Entonces... ¿Hablaste con él?—preguntó Isco, y yo asentí con mi cabeza.

—Fue un completo capullo...

—¿Pero que te dijo?—Sara, Isco y yo estábamos en el sofá sentados, y ellos me escuchaban atentamente.

—Pensó que se lo había contado para que se separase de Alice.—dejé ver una sonrisa sarcástica antes de relamer mis labios.—Textualmente le dije que no le iba a prohibir verla, que tenía ese derecho como padre.

—¿Pero este chaval es gilipollas?

—Isco, que están los niños delante.—le reprimió Sara, a lo que se me escapó una leve risa. Efectivamente, Isquito estaba sobre mi regazo, Theo en una alfombra de juegos y Piero en los brazos de su madre.—A ver, juro que no quiero defenderlo, pero ponte en su lugar. Tiene que decirle a su mujer que otra chica está embarazada de él.

—Pero si yo lo hago, de verdad, lo prometo. Pero tampoco puede reaccionar así. En ningún momento he querido que haga eso, yo sola puedo encargarme de ella. Tengo vuestro apoyo y el de las chicas, no necesito más. Además, si Atenea algún día me pregunta cosas sobre su padre, yo le contaré todo lo que ella quiera.

—No puedes tener ese plan tampoco, Daniela.

—¿Y qué quieres que haga, Isco? No puedo suplicarle a Álvaro que colabore si él no quiere. Entiendo que esto es un completo marrón para él, que su matrimonio se va a ir a la mierda y que la culpable de todo voy a ser yo, cosa que no entiendo porque el que tiene pareja es Álvaro, no yo, pero bueno... Incluso quiero hablar con Alice y explicárselo.

—No creo que te sirva de mucho. Si se lo cuenta estará dolida y lo más probable es que se cierre en banda. No querrá saber nada de él, y mucho menos de ti.—añadió Sara.—Se centrará al máximo en sus hijos, más de lo que ya hace.

—Me está llamando.—advirtió Isco.

—¿Quién?

—Pues Álvaro, ¿quién va a ser, cazurra?

—Anda, qué sorpresa tan agradable, ¿verdad?—miré a mi sobrino, que se estaba quedando dormido encima mía.

—¿Diga?—mi hermano descolgó la llamada, bastante serio a decir verdad.—¿Por qué debería hacer eso?

—Isco...—advertí mirando a mi hermano.

—No, te he dicho que no. Tío que seas el padre de mi sobrina no significa que te deje hacerle daño a su madre.

—Isco, joder.—con cuidado, me levanté del sofá y le arrebaté el teléfono.—Te guste más o menos, es el padre de la niña. Así que cállate y llévate a tu hijo a su habitación.

—Pero...

—Ni una palabra.—amenacé antes de ponerme el teléfono en la oreja y salir al jardín.—¿Qué quieres?

Hola a ti también.

—Hazme el favor, no vayas por ahí. ¿Por qué has llamado a Isco?

Porque tu no me ibas a coger el teléfono, creo que es más que obvio. Tenemos que hablar.

—¿Sobre qué, si se puede saber? Creo que quedó todo muy claro en Sevilla.

Sobre eso, exactamente. Me comporté como un imbécil.

—Anda, no me jodas. No me había dado cuenta.—respondí sarcástica.

¿Puedes dejar el sarcasmo a un lado, por favor?

Demons [Álvaro Morata]Where stories live. Discover now