《Q u i n c e》

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 Daniela

—¡Dale voz al himno de España, por favor!—miré a Leire con una ceja alzada.—¡Y es que esa Gyal tiene que ser mi gambina, la veo por la calle, adoro como camina!

—Lo de tu hermana no es normal.—comentó Pau, y yo reí. Ambos estábamos tomando el sol en la proa del yate.

—Ya, una se acostumbra.

—¿Estás mejor?

—Sí, sólo me molesta que todo el mundo esté pendiente de mi vida.—suspiré y puse una mano en mi vientre, justo encima de la de Pau.—Y no quiero que a ella la metan en esto. Cometí un error, esto es una consecuencia gigante, pero bueno...

—No pienses más en eso, estamos teniendo unas vacaciones perfectas con nuestros amigos, y eso es lo importante.—sonreí y giré mi cabeza para mirarle.

—A veces me pregunto qué fue lo que hice para merecerte, de verdad.

—Existir.

—No tío, no me digas esas cosas que tengo las hormonas por las nubes.—Pau rió y me besó.

Todo estuvo en completa tranquilidad durante gran parte de la tarde, la música sonaba aleatoriamente, se podría decir que todo era como debía ser.

—¡Temazo!—Leire le dio más volumen al altavoz, y yo achiné mis ojos a causa del sol.—Vamos, levanta, esto tenemos que bailarlo.

—Leire, me da pereza ponerme a bailar bachata.—respondió Marcos.

—Cállate, y hazlo.

—¿Sabes bailar bachata?—pregunté mirando a Pau.

—Más o menos, sí. ¿Por qué?

—Porque vamos a bailar.—me levanté y Pau me miró atentamente.—¿A qué esperas? ¡Vamos!

—Está bien, está bien.—agarré su mano una vez que se levantó, y fuimos hacia aquella pista de baile improvisada.

Qué bien te ves, te adelanto no me importa quién sea él.—escuché a Pau cantar mientras bailábamos.

—Si es que te va el rollo.

—Contigo siempre me va.

—No te hacía tan tira cañas. Que soy tu novia, no hace falta que me conquistes.

—Voy a hacerlo todos los días de mi vida.—susurró en mi oído, logrando ponerme los vellos de punta.—Porque mereces que te recuerden siempre lo especial que eres.

—Y parecías tonto cuando te conocí en Málaga... Me encanta.

Y si te invito a una copa, y me acerco a tu boca...—susurró sobre mis labios.—Y si te robo un besito... A ver, ¿Te enojas conmigo?

¿Qué dirías si esta noche te seduzco en mi coche?

Que se empañen los vidrios, y la regla es que goces.—no pude contenerme más y le besé, tenía demasiadas ganas.

—¿Dos hombres y un destino? ¿En serio, Daniela?—preguntó Kera cuando empezaron a sonar los primeros acordes de la canción.

—Chica, me gusta la música de antes, ¿qué le hago?—respondí al separarme de Pau.—Pásala si quieres, total no creo que la playlist se quede corta.

—Eh, eh. Es un temazo y poco se habla de ello.—Marco, que se había unido a nuestras vacaciones ayer, salió en mi defensa.

—¿Veis? No tenéis cultura musical.

Demons [Álvaro Morata]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora