Capítulo 1

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—¿Qué has hecho qué? —Kara palideció. Sentía una mezcla de consternación e incredulidad que se iba transformando en una creciente sensación de miedo.

—¿Crees que me ha resultado fácil rogar a Lena Luthor? —dijo la pelirroja, furiosa y a la defensiva.

Las palabras de Alex tuvieron el efecto de un martillazo y, por breves instantes, ella vaciló entre la furia y la desesperación.

Lena Luthor. La mención de aquel nombre bastaba para producirle escalofríos. Una mujer mala convertida en una mujer buena: una empresaria multimillonaria que tenía casas en varias de las ciudades más importantes del mundo. Era su ex mujer y la última persona que la ayudaría a ella o a su hermana.

—¿Por qué lo has hecho?

—No tenía elección —la expresión de Alex revelaba un tormento que hizo que se le encogiera dolorosamente el estómago.

¡Dios mío! La última vez que Kara había visto a su ex mujer había sido en el funeral de su padre. Una ocasión muy dolorosa, a la que acudieron pocos que lo sintieran de verdad, algunos curiosos..., y ella habla estado tan aturdida por la pena que había actuado de forma mecánica. Desde entonces no habla estado en contacto con Lena, ni quería estarlo.

—¡Maldita sea, Alex! ¿Cómo has podido hacerlo?

La pelirroja no respondió. Tampoco era necesario que lo hiciera. No había tiempo de seguir discutiendo ni haciéndose reproches. Faltaban nueve minutos para que saliera su tren hacia la ciudad. Si no subía en él, llegaría tarde. Kara agarró su chaqueta, se puso la correa del bolso en el hombro y se volvió hacia su hermana.

—Ya seguiremos hablando.

—Es el numero de Lena —le dijo mientras le daba un papel—. Llama a mediodía.

Antes, las ranas criarían pelo.

—Por favor —la miró con desesperación mientras ella se guardaba el papel en el bolsillo.

—Pides demasiado —mucho más de lo que ella podía dar.

Salió de la habitación sin pronunciar palabra. Vivían en un edificio sin ascensor de un barrio de las afueras poco recomendable. Las casas se alineaban a lo largo de la calle; todas mostraban diversos grados de decadencia y abandono, algo muy distinto de su antigua vida.

Cinco años antes, la familia ZorEl-Danvers había sido una de las más ricas y famosas de Sidney. A los veintidós años, Kara se habla licenciado en gestión empresarial y ganaba un buen sueldo en un puesto simbólico de la «empresa». Como joven de clase alta, acudía a todas las fiestas de la ciudad, gastaba sumas escandalosas en ropa, viajaba e iba del brazo de un hombre o mujer distinta cada semana.

Hasta que apareció Lena Luthor.

De treinta y tantos años, sofisticada, en ascenso en el sector financiero de la ciudad y con un pasado que apuntaba a una relación con los bajos fondos de Nueva York. Representaba todo lo que los padres de Kara no querían para su hija, lo cual era un motivo añadido para que ella, en un año de rebeldía, la pusiera en su punto de mira.

La excitaba, al igual que lo hacía la sensación de lo prohibido. Conseguirla se transformó en un juego. Resistirse a ella implicaba una enorme autorrepresión de la que fue capaz hasta que, en un arrebato de locura, aceptó su propuesta de ir a Hawái y casarse. Tres días después, el matrimonio había terminado, gracias al ultimátum de su padre, Jeremiah ZorEl-Danvers, y a la muerte de su madre, Eliza. Un ataque cardiaco le quitó la vida, trágica pérdida de la que Jeremiah culpaba a su hija, al referirse, en público y en privado, a aquel matrimonio como la «locura de Kara».

Sin Elección (Supercorp)Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon