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"Tiago, Tiago, Tiago..."

Se repetía en su mente como un disco rayado. Sus manos se mantenían pegadas fuertemente al volante del auto.

Al menos había tomado lo justo y necesario. No era tan estúpido para beber y además manejar como si fuera inmortal.

Miró la hora en un semáforo rojo, se empezaba a hacer tarde y tenía miedo de no llegar a tiempo. Porque sabía que sí llegaba cuando el morocho estuviera dormido, ya no tendría oportunidad alguna. No tendría la misma valentía en la mañana, al otro día.

Apenas llegó, cerró la puerta del auto y tomó aire, dejando salir el aire con pesadez, mentalizandose y arreglando cada idea en su mente, todo lo que debía, tenía y iba a decirle al menor.

Entró, miró por la cocina, la sala de estar, se encontró con Enzo, y de inmediato le preguntó si había visto a Tiago, a lo que le dijo que sí y que estaba jugando unos partidos con Lombardo y otros hace unas horas. Asintió y le dio las gracias.

Se dio la vuelta para ir directo al patio, encontrándose con Mauro de frente, éste le frunció el ceño, quedándose parado en la salida hacia el patio, logró mirar por sobre uno de sus hombros y vio al morocho sentado, hablando con Thomas.

Volvió a mirar al que tenía en frente, no dijeron nada, Lombardo suspiró con molestia y avanzó por su lado, chocando su hombro obviamente apropósito.

Apenas había entrado, Thomas y Tiago se habían levantado para irse tal y como Duki había hecho segundos antes.

Sin embargo Thomas paró en seco al ver al teñido, miró al morocho y en cambio, éste sólo miró a Mauro como si nada. Lo saludó y avanzó para irse, pero éste no le dejó.

"Tengo que hablar con vos"

Tiago no quiso conectar su mirada con el contrario, pero éste lo buscaba casi de forma desesperada.

"Yo.. Permiso, ehm, voy con María, chau.."

Se hizo paso Thomas, con algo de obvia incomodidad, se despidió y el menor solo le alzó la cabeza como despedida de vuelta.

"Mau, estoy cansado, ¿no podemos...?"

"No, mañana no. Por favor, Tiago"

Entonces sus miradas se conectaron, el morocho mordió uno de sus labios y retrocedió, para llegar al patio de nuevo, se sentó en unas sillas que habían allí y observó a su contrario, soltando un suspiro.

"Te escucho."

Mauro lo miró, el movimiento de poner una pierna sobre otra en forma de L al revés, dejando sus manos a los lados y su mirada neutra, seria, casi como si desconociera al contrario.

Y ni siquiera eso, el teñido se sintió peor, jamás había visto esa mirada tan seria en el contrario, y eso sólo le daba malas noticias.

Pero ya estaba ahí. Tenía la oportunidad, y no la iba a tirar a la basura.

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472 palabras. 01/08/21

i can't sleep || litiagoOù les histoires vivent. Découvrez maintenant