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"Y las siguientes."

Esa fue la respuesta de Mauro, acercándose a esos labios que poco a poco se volvían adictivos, mordiendo uno de estos por reflejo. Se echó hacia atrás para caer juntos en el sofá. Quedando así el menor arriba del mayor.

Los ojos del morocho estaban brillosos, luminosos por verlo debajo de él, por haberlo besado de nuevo y por esas palabras que indicaban que no iba a pasar solo esa noche.

No dijo nada, en cambio, sintió cómo el contrario quería quitarle la chaqueta, lo que hizo y dejó que cayera al piso. Se acercó a sus labios y besó estos por unos segundos, para luego bajar hasta su cuello.

Sintió la tensión del teñido por sentir su respiración y los besos que dejaba allí. Pensó en dejar alguna marca y lo hizo, cerca del borde del cuello de la camiseta.

Lo alejó y se miraron, el morocho tenía las ojeras características de hace en días, su rostro se veía cansado, sus ojos brillaban por la situación. Monzón se acercó y lo besó nuevamente, sentándose en el sofá junto a él encima.

Sintió las manos frías de su contrario por debajo de su camiseta, su piel se puso de gallina por el tacto, sintiendolo recorrer con algo de impaciencia su espalda y luego pasar por su pecho y su abdomen.

¿De verdad iban a hacerlo?

Ninguno se paró a pensar en nada, se besaron, se tocaron, se sintieron. Se acercaron y se sintieron en el mismo cielo. Los besos que se daban quemaban, la temperatura había subido y la fricción que se daban entre sí simplemente hacían que no pudieran aguantar mucho más.

Intentaron no hacer demasiado ruido, pero el silencio en la casa provocaba el eco de sus jadeos y gemidos.

El tiempo pasó tan rápido, así como el clímax llegó para ambos. Terminando con jadeos y un leve sudor en el cuerpo de ambos.

"Mauro..."

Susurró y fue callado por un beso. Fueron unos segundos, sus pechos subían y bajaban después de todo.

No dijeron nada, sabían que si se dormían ahí en la mañana Lombardo los iba a encontrar (aunque ya los hubiera visto antes), y no iba a ser muy agradable que se enfadara porque hubieran, casi, manchado ese sofá. Y menos que empezara a decirle a todos lo que había visto.

Sin embargo Tiago no quería irse, y vio cómo el teñido se quedaba dormido allí. Se levantó en cuanto esto pasó y mordió su labio inferior, con felicidad por dentro contenida.

Ordenó todo, pensando en qué pasaría mañana. Pensó en si dejar a Mauro allí o si debía hacer el esfuerzo para dejarlo en su cama.

Estaba cansado y decidió dejarlo, tapandolo con una manta cualquiera. Quedando en la otra parte del sofá sentado. Miró la ventana, y luego buscó su celular para ver la hora a la vez que bostezaba. Seguido de esto ignoró cualquier notificación y se durmió.

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489 palabras. 30/07/21

i can't sleep || litiagoWhere stories live. Discover now