Capítulo 1/Parte 2

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________ dejó su bolígrafo y arrancó el auricular de la horquilla antes de darle la oportunidad de que volviera a sonar. Considerando la suerte que la había acompañado en esos últimos tiempos, si sus padres recordaban que tenía una extensión en su cuarto, podían ser capaces de sacarle también eso.

― Hola. ¿Cómo te fue? ― Le preguntó Mahogany, su mejor amiga.

― Peor, imposible. ― Apartó un mechón de cabello de sus ojos. ― La jueza me odió desde el primer momento. Ni siquiera se dignó escuchar mi versión de la historia.

— ¿Jueza, dijiste?

― Sí, era una mujer, aunque no exactamente lo que se dice un modelo de dulzura, suavidad y comprensión. ― Suspiró. La parte que seguía no iba a resultarle sencilla. Si bien Mahogany era su mejor amiga, no cabía duda de que se pasaría la mitad de la noche llamando por teléfono a Dios y a María Santísima para contarles la novedad con lujo de detalles. La razón de su vida eran ― además de hacer compras, claro ― los chismes.

― ¿Y bien? —la urgió Mahogany, impaciente—.Habla de una vez. ¿Cuál fue la sentencia? ¿Te dieron libertad condicional?

― Ojalá. — ________ frunció el entrecejo. — Me condenaron a trescientas horas de servicios comunitarios.

— ¿Servicios comunitarios? — exclamó su amiga, horrorizada —. Pero es una locura. Es tu primer delito. No puedo creerlo. Todo el que te conoce sabe que no eres una ladrona.

— ¿Por qué no tratas de convencer a la jueza de eso? — Sin embargo, ________ se sintió agradecida por el voto de confianza de su amiga. Esa mañana, durante el tiempo que estuvo en el estrado, soportando la mirada penetrante de la jueza, se había sentido como una delincuente. Fue espantoso. Por cierto, la peor experiencia de su vida.

— Santo Dios — continuó Mahogany —. ¡Trescientas horas! Qué aburrimiento. Eso y tomar los hábitos e ingresar en un convento es lo mismo.

— ¿Y qué pasa entonces con el entrenamiento? ¿Y con la comisión de decoración para la fiesta de ex alumnos? ¿Y tu vida social?

— Según la jueza de minoridad Myra Bowen, no la necesito. — Las lágrimas comenzaban a agolparse en los ojos de ________. Inspiró profundo, pues no quería que Mahogany la oyera llorar. — Además, van a asegurarse de que no la tenga.

— Oh, Dios, pobrecita — murmuró Mahogany, compasiva —. Ya estás en quinto año. El único que se disfruta de verdad en el colegio secundario.

— ¿Qué puedo hacer? Tendré que conformarme con ver la diversión desde afuera —comentó ________ con amargura —. No bien terminó la audiencia, nos reunimos con el funcionario judicial que está a cargo de mi caso. Al parecer, tendré que pasar todas mis horas libres vaciando orinales, empujando sillas de ruedas, o ayudando a las viejitas a encontrar sus dentaduras postizas.

— Denigrante — La chica suspiró con delicadeza. — Aunque después de todo, no es tan terrible.

Pudo haber sido peor.

— ¿Ah sí? — reaccionó ________ —. A mí no se me ocurre nada peor. Acabo de arrojar mi quinto año a la basura. Tendré que pasar cada momento de vigilia trabajando como una esclava con la tarea de la escuela o cuidando ancianos. Además, mis padres me han quitado la licencia de conducir. Honestamente, Maho, no creo que pueda haber nada peor. Pero su amiga, como siempre, quería tener la última palabra.

— Es mejor que tener que recoger basura por las calles, por ejemplo. Ésa fue la condena del hermano de Daniela Solano cuando lo arrestaron por conducir ebrio.

— Pero lo que yo hice no fue tan malo — se defendió ________ —. El hermano de Daniela casi mata a una persona.

— Cierto, pero te atraparon. Trata de ver el lado positivo de la cuestión. Si trabajas en el Hogar de la Comunidad, puede que conozcas algunos pacientes interesantes.

NO ME OLVIDES (Matthew Espinosa y tú)Where stories live. Discover now