4: Two worlds apart.

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El castaño miró por primera vez el alrededor que envolvía la presencia del chico frente a él, un chico bastante extraño con ropa invernal y paraguas, aunque su concepción de él cambió drásticamente cuando vio que unas esponjosas nubes que anunciaban llorar en cualquier momento cubrían al chico. Una gota, dos o quizás tres, cayeron diez, quién sabe, pero el cielo se puso a llorar más fuerte y antes de que la lluvia siquiera mojara la tela del paraguas de Taehyung, aquel desconocido se acercó rápido, tomando su mano y atrayéndolo hacia él. Una acción instintiva, Taehyung había caído sobre él. Sus miradas volvieron a conectarse y algo dentro de cada uno habló un idioma desconocido entre dos miradas que ya se conocían hace ya bastante tiempo.

—Lo siento. – se disculpó como si hubiese cometido algún error. El desconocido sonrió y él se levantó, extendiendo su mano para ayudarlo a levantarse. 

—No te disculpes, yo fui el que te jaló. ¿Viste lo que sucedió? Bastante extraño. —Se acercó a aquella división invisible, viendo con asombro cómo llovía solo en una parte del lugar y donde ellos estaban no caía ni una sola gota. No se atrevió a tocar, tenía un poco de miedo. 

—¿Es esto posible? –preguntó Taehyung a un lado del chico, mirando las gotas empapar todo de aquel lado—. ¿Y cómo es que...– paró de hablar al ver que dos ojos atentos y serios lo inspeccionaban.

—Oye... Esto es extraño ¿Tú qué eres?

¿Qué soy? ¿A qué se refería? —Soy Kim Taehyung, y no soy "eso". Es grosero que me mires así, tú, desconocido.

El chico no pudo evitar reír, la situación era extraña pero por alguna razón ese chico lo hacía reír, parecía un niño pequeño enfadado con aquellas cejas de grande proporción y su labio inferior prominente mostrando molestia por lo que se le había dicho. 

—Me disculpo, Taehyung. – hizo énfasis en su nombre—. Soy Hoseok, Jung Hoseok. No quise ser grosero, pero... te has dado cuenta de la situación ¿Verdad?

Taehyung suspiró, con su mirada perdida, volviendo al encuentro del castaño y asintió. La situación no necesitaba explicar lo extraña que podía ser, era como si el mundo estuviese dividido en dos, pero con el paralelismo de dos climas diferentes ¿La naturaleza había perdido la cordura? 

—Esto es extraño. Quizás pueda irme a casa del lado que no llueve.

La melodía de la alegría volvió a sonar.

 —¿En serio piensas eso? Dios, este chico. —Hoseok se aferraba más a la idea de que ese chico le había sacado tantas risas en unos pocos minutos, que si se fuera se sentiría tan vacío—. Tae, quédate hasta que la lluvia cese, y quizás en ese tiempo podamos pensar ideas conspirativas que expliquen este suceso. 

No sabe si fue la forma en que dijo su nombre con aquella abreviatura o su sonrisa cálida, o que quizás hace tiempo que no hablaba para perderse con alguien, no desde que su trabajo como compositor se lo impedía, y él amaba componer, pero estaba limitado por los pedidos de sus clientes artistas, personas que él algún día quería llegar a ser.

—No te quiero obligar...– dijo, sacándolo de sus pensamientos—. Si quieres irte no te lo impediré. Es bastante extraña la situación y seguro tienes miedo, quién sabe si el clima se ponga peor. 

Cuando Hoseok se dio cuenta, Taehyung ya estaba sentado bajo el árbol, deshaciéndose de su largo abrigo y, por primera vez, dedicándole una sonrisa a quien en un principio era un desconocido.

Hoseok sonrió en respuesta y corrió a sentarse a su lado. Siendo sincero, la situación era extraña, incomprensible, pero después de un día duro necesitaba compañía y no le importaba la situación o lo loco del clima, pero ese chico parecía haber caído del cielo para hacerlo reír.

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