¿Tengo que llorar?

19 8 4
                                    

¿Saben que es peor que ir a una cita obligada?

Ir a un funeral obligada.

Sí, estoy en el funeral de la tía abuela de Dan.

—¿Lo siento? —me susurra. Estamos en la casa de su tía abuela con ella en el ataúd, y la gente mirándome como un bicho raro.

—¿Tan mal me veo? —Lo miro, trato de enfocarme solo en sus ojos y en ese aspecto perfecto. Asiente.

—Parece que te están torturando.

—¿Me recuerdas por qué fue que acepté venir?

—Porque quieres mucho una pluma de pingüino. —Y el muy condenado me sonríe así todo inocente, luego de decirme eso con ironía.

—¿Falta mucho para que nos...? —Estoy en contra de los funerales, es inhumano.

—No comas ansias, Magnolia. —Le ruedo los ojos, consciente de todas las miradas de su familia.

—¿Tengo que llorar? —Presiona sus labios para no reírse.

Ya en el jardín, sin tanta presión, por cierto, uno bien cuidado, cubierto de grama y flores en todos lados, distingo margaritas, rosas y gardenias.

La escena se vuelve de película. Una mujer bastante hermosa, camina hacia nosotros, como desfilando en una Red Carpet, Dan toma mi mano y cruza nuestros dedos. Le doy mi mejor cara de ¡¿WTF?! Él sonríe de lado, me guiña y cree que con eso ya me tiene embobada, y está en lo cierto. ¡Qué fracaso soy!

Volviendo al caso, la muñequita que casi desnuda a Dan con la vista, me observa por encima del hombro, intento hacerme grande, pero también fallo en la misión. Me siento pequeña y fea a su lado.

—Dan, ¡qué gusto volver a verte! —Y es que estoy segura de que, de no estar yo aquí, lo habría besado. Lo abraza con efusividad, intenta apartarme, él ni se mueve

—Natasha —Quiero desaparecerme, estoy como de más en este encuentro. Sin embargo, él estoico, no le regala ni una sola de sus perfectas sonrisas. Me acerca más a su costado—. Ella es Magnolia, mi novia. Nena, ella es Natasha. —Con este hombrecito uno no quita la cara de ¡¿WTF?!, espero que no se me note.

Sus ojitos, me hacen pensar que necesita ayuda, y... ¡Por Dios! Me tuvo que preparar para este escenario. Sin embargo, de niña quería ser actriz, este es mi momento.

—No recuerdo que la hayas mencionado, cariño —Me dirijo a él con una sonrisa boba, cargada de ganas de matarlo, él lo sabe y no es actuación—. Un placer, Natalia. —Equivoco su nombre a propósito y extiendo mi mano derecha.

—Natasha —corrige y me toma la mano, no sin antes mirarme de arriba abajo, como si no lo hubiera hecho ya, haciéndome sentir fea y boba—. Hasta luego, Dan. Espero que podamos encontrarnos pronto, por ahí, como en los viejos tiempos.

—Espero que no —es su respuesta y me pega más a él. ¡Mariposas, ocúltense, please!

Apenas ella se aleja unos metros de nosotros, él toma la palabra.

—Perdón, perdón, perdón, Magnolia. No sé qué me pasó.

—Un ataque de estupidez, te parece poco. ¿Cómo que soy tu novia? ¿No se te ocurrió una mejor idea? —ante mi verborrea, sale una carcajada de esas mágicas que he escuchado, haciendo que, de nuevo, todas las miradas se vuelvan hacia nosotros.

—Cálmate que otra vez nos miran raro. —Lo reprendo.

Cuando lo logra recomponerse me dice—: ¿Ves? La actuación es lo tuyo. Ya pareces una novia en toda forma. —Ruedo los ojos.

¿Poción de amor?Where stories live. Discover now