• CAPÍTULO 72 •

Start from the beginning
                                    

—Ellos querían marcharse.

—Pero son tus hijos.

—Ya no eran felices conmigo —no creí jamás escuchar esto. Mi hermano agachó la mirada al plato para dejar de hablar, lo que me dice que fue muy fuerte para él.

Decido cambiar de tema, todos en la mesa empiezan a hablar con otras personas.
Me entretengo con una animada conversación con Liam para que me ponga al día con su vida.
Me cuenta que hay cosas que han cambiado por aquí, no me las aclara con claridad pero sí que dice que ya nada es lo mismo.

Hermes y Bratt son muy amigos, debieron de haberse reconciliado.
Simón está aquí, por lo que veo me ha sido fiel porque lo saque de prisión. Liam me dijo que Simón no piensa regresar con los de la élite porque lo trataron mal. Pobrecito.

Por otro lado, Maxon no deja de intimidar a mi psiquiatra mirándola amenazante y preguntándole cosas turbias y aterradoras. La pobre mujer seguro que quiere orinar en sus pantalones.

Las horas se pasan volando, me despido de todos y me voy a mi recámara asignada alado de la de Carmen para poder descansar un poco.

*•*•*•*•*•*•*•*

Un fuerte y desgarrador grito sale de mi garganta a media noche. Estoy empapada, las manos me tiemblan y rezo a Zeus de no haberme orinado en la cama.

Fue suficiente para que en diez segundos todos entrasen armados a mi recámara, prendieran la luz y se me quedaran mirando en busca de algún intruso.

—¿¡Qué mierda fue eso!? ¿¡Por qué mierda gritas!?

—¡Santo cielo! —Simón se acerca a mi—Sudas frío, tu pulso está fuerte, ¡tiene taquicardia!

—¡Un vaso con agua! —grita Valentina.

—¿¡Qué mierda te pasa!? —Hermes me vuelve a gritar.

Cerré los ojos para tranquilizarme, para tratar de tranquilizar la taquicardia, y al abrirlos después de unos segundos veo entrar a Carmen. Viene conmigo.

—No hay nada de qué preocuparse, se pueden ir a dormir de vuelta.

—¡Me vas a decir qué mierda le pasa a mi hermana ahora mismo! —Hermes la amenaza así que me pongo de pie para defenderla.

—¡No le grites y no te atrevas a señalarla con tu arma!

—¿¡Entonces me vas a decir por qué parecía que estabas dando a luz con todos esos gritos!? —nos fulminamos—Habla ahora maldita sea.

—Estoy enferma.

—¿Enferma? —Simón se preocupa—¿Enferma de qué? ¿Qué tienes?

—Tengo TEPT.

—Trastorno de estrés postraumático —dice Carmen—Tengo los registros en mi correo electrónico.
Karol no sólo fue diagnosticada con ese trastorno. Hace unos meses he estado trabajando con ella y llegué al diagnóstico de que también tiene Trastorno depresivo mayor, y trastorno de ansiedad —la miro frunciendo el ceño—No tenía permitido decirte sobre aquellos últimos, y fue mejor para que no te preocuparas —Carmen vuelve a mirar a los demás—Está en tratamiento de recuperación con medicamento, pero ahora mismo no lo tengo conmigo.

—En el laboratorio tengo cosas, no sé si le pueda ayudar. Venga conmigo.

La señora con algo de miedo le acepta la palabra a Simón y se va después de darme una caricia en la espalda.

Vi como Valentina les dijo a todos que se salieran de mi recámara para darme privacidad con mi hermano, y tras varios segundos, ya estábamos solos.

Tú, Yo y El Mal Where stories live. Discover now