-¡¡De verdad!!, dijo con una sonrisa de alivio en su rostro.

-Claro, estoy un poco retrasado será mejor movernos de aquí antes de que esos hombres vuelvan.

-Si vamos, se ve que tienes mucha hambre, toma, me dio un manzana.

-Pero tu la necesitas también...

-No te preocupes yo comí algo antes de venir.

No quería dejar a la joven si comer pero hacía días que no probaba alimento y mi cuerpo lo pedía.

-Esta bien, la acepté.

La comí lentamente quería saborear hasta la última migaja, el dulce sabor se paseaba por mi boca y me daba las fuerzas que tanta falta me hacían, después de unos minutos terminé de comer.

-Vaya,¿cuantos tiempo tenías sin comer?.

-No lo se muy bien dos o tal vez más, respondí limpiado los dedos con la lengua.

-Si te creo, es más no ocupabas responder, con sólo ver como disfrutabas la manzana me quedó claro que estas hambriento.

-Si lo siento, bueno es hora de irnos, esta obscureciendo y las cosas se complicaran aún más, ¡sígueme!.

-¿Cuantos años tienes Joab?

-No creo que eso se interesante en estos momentos tan decisivos

-Vamos contestas, tengo que saber todo lo necesario de ti, eres guapo y de mi tipo.

-Espera espera - moví las manos -No es momento para hablar de esas cosas, sólo aras que me sienta incómodo todo el camino.

-Lo sabía, detrás de toda esa supuestas rudeza, también tienes un poco de ternura

-Ya basta de hablar de esas cosas, ¡Vámonos!

-A DONDE CREEN QUE VAN, se escuchó una voz de un hombre a mis espaldas, Jess miró horrorizada.

-No puede ser, no quería más problemas tan pronto pero no me dejas otra opción, dije sin voltear.

-Eso es no te muevas morirás ahí, dijo el hombre recargando su rifle.

Sonreí un poco y camine hasta llegar con Jess que me veía asustada, la tomé de la mano y la levanté.

-Escucha anciano, si valoras tu vida, será mejor que... ¡te largues!, subí un poco el tono de voz.

-Oye oye niño, no me vengas con tonterías tratando de ser el héroe frente a tu novia, los dos morirán aquí y ahora.

-Bueno no histe caso a mi advertencia - me encogí de hombros y camine hacía él -Entonces tu serás el que muera en este lugar, sentencié.

-Vamos, inténtalo si puedes - El hombre apunto con el rifle justo a mi corazón -Si das un paso más jalare el gatillo.

Ignoraba sus advertencias me límite a caminar lentamente hacía él, su cuerpos empezó a transpirar en exceso, el primer síntoma de miedo en el ser humano, después un poco de temblor en sus manos y término por retroceder unos pasos.

-Ya te lo dije niño... si te mueves de nuevo disparo.

No contestaba solo fije mi vista en sus ojos, los cuales temblaban y cerraba sus párpados más veces de lo normal, el miedo le atropó en sus poderosas garras, dejándolo paralizado como cuando un insecto queda atrapado en tela de una araña, por más que intenta huir es imposible, de igual manera se encontraba aquél hombre, intentando huir pero atrapado por las telas invisibles del miedo.

-¡Buu!

Fue todo lo que dige, suficiente para que el hombre cayera sentado frente a mí, no podía hablar pero sus ojos me suplicaban compasión.

-¿Quiere vivir verdad?

-S-sii, por.. favor...

-Vamos, dime que puedes hacer por mi a cambio de tu repugnante vida, me incliné sobre mis piernas quedando frente a sus rostro.

-Haré lo que sea, pero no me mates, suplico inclinando su cabeza hasta tocar el suelo.

-Quiero que me lleves hasta la UAN, dentro de un vehículo, si llegas a decir algo a tus colegas, en ese momento partiré tu cabeza con mis manos y comeré tu diminuto cerebro - expliqué -Quedo claro.

-Si si, gracias lamentó las amenazas. mi automóvil esta por allá, apunto con su mano derecha aún tembloroso.

-Perfecto, espero no trates de hacer algo estúpido, porque subirá el número de víctimas, amenacé.

-No hay nadie más, lo juro, me enviaron para hacer un rondin por esta zona.

-Confío en tus palabras llenas de miedo, comenté.

Extendí mi mano para ayudarlo a levantarse, se asusto y cubrió con sus manos.

-Tranquilo, no te haré daño mientras cumplas tu palabra.

El hombre aceptó mi mano y lo levanté, su cuerpo se encontraba frío, como muerto en vida, lo que ocasiona el miedo en los hombres pensé.

-Jess, sígueme...

Se encontraba tirada con la vista perdida como si hubiera visto un fantasma o algo peor.

Me acerque a ella y la moví levemente hasta que recupero la consciencia.

-¡¡Alejate!!, me empujó con sus manos, después las cruzo por en medio de sus pies, quedando en una posición como de una bolita.

-Tranquila, no pasa nada, estamos a salvo, ven, es hora de irnos, me quité la camisa de manga larga y la cubrí con ella.

Me miró con alivio y se incorporó, caminamos hasta llegar al vehículo del hombre, por suerte estaba cerrado por todos lados, esto facilitaba la infiltración a la UAN.

Plaga Mortal [Terminada, Editando]Where stories live. Discover now