CAPITULO 28

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La camioneta quedo destrozada por el fuerte impacto, abrí mis ojos lentamente una cascada de sangre escurría por mi frente, mi brazo izquierdo y mis dos piernas quedaron rotas, los huesos eran visibles, una parte de lámina se incrustó en mi abdomen, el olor a sangre me mareo un poco, lo más raro y preocupante fue que no sentía dolor alguno, a pesar de las múltiples heridas en todo mi cuerpo.

- ¿Estan bien?, preguntó Jorge que al parecer despertó.

Cerré mis ojos, con mi brazo derecho jale el fragmento metálico hasta lograr retirarlo por completo de mi cuerpo. Tomé mi camisa con los dientes y enderecé mi brazo hasta que el hueso regreso a su lugar y con un crujido se acomodó, no pude aguantar gritar de dolor.

- Aaaaaaaaaa, grité con todas mis fuerzas.

- ¿Eres tu Joab? ¿estas bien?, preguntó nuevamente Jorge desde fuera del vehículo.

- Ayuda, dijo Maniaco con la vos débil.

Jorge intentaba entrar a la camioneta para brindarme su ayuda.

- Yo estoy bien, ayuda a Maniaco. Esos malditos vendrán para verificar nuestra muerte, dije.

- Esta bien, ahora vuelvo.

Mi brazo y abdomen comenzaron a sanar a gran velocidad, en pocos minutos recupere la movilidad parcial de mi brazo.

- ¡¡Rayos!!, una luz se acerca, notificó Jorge.

Al escucharlo me llené de valor con ambas manos enderecé mi pierna derecha, de nuevo mordí la camisa, conté hasta tres y la enderece, mucha sangre escurría de el gran agujero en mi pierna, sin pensarlo más hice lo mismo con mi otra pierna, el dolor drenaba todas mis fuerzas.

- ¡¡Por dios!!, estas bien Joab, dijo Jorge asombrado al ver mis heridas.

Reaccióne, el dolor disminuía muy rápido a tal grado que recuperé la movilidad en todas mis extremidades, Jorge me extendió su mano, me tomé de ella y me levanté.

- ¿Te encuentras bien?, insistía Jorge.

- Ya estoy mejor, gracias, respondí - Como sigue Maniaco, pregunté.

- Se encuentra bien, únicamente el golpe lo saco el airé y con algunos arañones en su cuerpo.

- Eso quiere decir que puede continuar, dije.

- Así es avancemos antes de que nos encuentren, dijo Maniaco a espaldas de Jorge.

- Yo lo detendré, ustedes adelántense, ordené.

- ¡¡Te has vuelto loco!!, exclamó Jorge - Tu eres el más heri..... enmudeció al ver que mis heridas había desaparecido en su mayoría.

- Como puedes ver ya estoy mucho mejor, así que váyanse !Ya!, alcé la vos.

Con un paso semi lente se fuerón alejando de mí, cuando estaban lo suficientemente lejos, dos personas se aproximaban, no me moví un solo centímetro, esperé el momento precisó para atacarlos, usando esa transformación al cual temía Maniaco.

- Ahí esta el vehículo, dijo uno de ellos.

- Prepara tu arma, puede ser que aún se encuentren con vida, comentó el otro cargando su rifle.

- ¿Para quién trabajan?, pregunté escondido detrás de un árbol.

Los dos hombres brincaron del susto y apuntaban a todos lados, buscándome, no respondiendo a mi pregunta.

- ¿¡Para quién traban!?, repetí molesto.

- Que te importa, ¡¡pudrete imbécil!!, respondió uno de ellos.

- Vaya vaya, así que no responsaran, dije a sus espaldas furioso.

Voltearon a toda prisa y me vieron frente a ellos, callerón sentados al suelo al ver mi aspecto demoníaco.

- ¿Q-quee rayos eres?, preguntaron aterrados.

Me acerque hasta ellos y puse mi cabeza en medio de los dos.

- Se metieron con el tipo equivocado, dije - Soy su peor pesadilla, dije susurrando al oído.

Uno de ellos tomo su arma y la disparo contra mi en la cabeza, sentí el dolor más fuerte del mundo, a pesar de que sólo duro tres o cuatro segundos a lo mucho.

- ¡¡Muérete!!, gritó dispuesto a jalar el gatillo nuevamente.

Tomé su arma con mi mano izquierda y la doble justo con su mano rompiendo músculos, tendones y hasta el hueso, con la otra mano lo levanté del suelo hasta tenerlo colgando el airé.

El otro veía la escena horrorizado, el miedo lo dejo inerte no podía separar la vista de mí.

- Te dije que soy tu peor pesadilla, dije mientras lo mordía en el cuello, mi subconsciente me decía que no lo hiciera pero, mi deseo era más fuerte, arranqué la garganta del hombre, que poco a poco se sofocaba. El brillo de sus ojos se fue apagando lentamente, hasta quedar totalmente opacos.

- ¡¡Ahora sigues tu!!, dije con la vos alzada mirando al otro hombre paralizado en el suelo.

- No por favor, suplicaba de rodillas llorando - El que nos envió es Morgan, confesó.

- ¿Morgan?, ¿¡quién mierdas es!?, exclamé.

- Trabaja para....

Un disparo atravesó el corazón del hombre, cuando estaba a punto de decir el nombre de su líder.

- Así te ves mejor, ¡¡callado!!, se escuchó una voz gruesa a mi espalda.

Plaga Mortal [Terminada, Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora