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TARA

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TARA

En el camino el silencio era aterrador, nadie decía nada, solo podía escucharse el sonido de los otros autos al rededor de ellos, simplemente era caótico, Gojo mantenía la vista al frente, apretando fuertemente el volante, causando que sus nudillos se pusieran blancos, me preguntaba si era por mí, bueno, no estaba alterada por eso, pero...si era así me sentiría algo culpable, aunque no lo admitiera, no me gustaba que las personas se enojaran conmigo, siempre tuve esa necesidad de complacer a todo el mundo.

Por otro lado yo mantenía la vista en mi teléfono, enviando mensajes o viendo fotografías; evitaba por completo levantar la mirada y tener que toparme con la de mi maestro, por varios minutos el auto se detuvo, mis piernas temblaron y dude sobre iniciar una conversación o solo quedarme callada, levante la mirada para poder verlo, pero el había tomado su teléfono y enviaba mensajes rápidamente, probablemente aquellas cosas que me dijo no eran ciertas, pero si lo eran significaba que algo grande estaba pasando.

Mi rostro se tornó carmesí, él elevo la mirada, me descubrió, dio una media sonrisa y bloqueo su teléfono para ponerlo en su pierna izquierda, por ningún motivo pude despegar mi mirada de sus movimientos siempre debía estar atenta, un golpe en la ventana me asusto, voltee a ver y lo encontré a él, ese chico de ojos verdes estaba ahí otra vez.

Abrí la puerta del auto y me quite el cinturón de seguridad, baje casi corriendo, deje todas mis cosas en el auto sin siquiera pensar, pude escuchar la voz de Gojo gritar mi nombre, pero no ignore, varios autos frenaron tan derrepente que el sonido de los neumáticos contra el piso me hicieron chillar, pero no detuve mi andar, debía hablar con el . Aún recordaba la primera vez que lo había visto, él se veía exactamente igual, los años no pasaban, Hitoshi, oh maldito Hitoshi, volviste a reclamar tu premio.

Él se alejaba tan rápido, apenas podía igualar su velocidad, empujando personas y chocando con otras,sentí las hebras de mi cabello desprenderse, significaba que mi peluca estaba separándose de mi cabeza, mi "cabello" sé cayo, dejando ver mi color natural, adiós peluca, hola realidad, esa realidad, aquella que el tío Nanami había tratado de ocultar por años.

-T𝖺𝗋𝖺, 𝖭𝗎𝖾𝗏𝖾 𝖺𝗇̃𝗈𝗌-

Salí al balcón, el aire frío chocaba con mi rostro haciéndome estremecer, como cada mañana, salía a respirar aire fresco, tratando de acostumbrarme a mi nueva vida completamente diferente a la anterior, desde que vivía con el tío Nanami las cosas eran diferentes, aún no me acostumbraba del todo a su rutina, simplemente trataba de crear una propia o adaptarme, el no era malo pero no era mi papi.

Iría a la escuela hoy, una normal en la que me enseñarían muchas cosas interesantes, según mi tío, en la cual debía esconder mis dones de hechicería para evitar causar estragos en cualquier parte; no podía exponer a la comunidad mágica ni dejar en evidencia mis orígenes. Para todos, yo era una estudiante de intercambio, seria difícil, lo sabía, pero me esforzaría por encajar y tener una buena y tranquila vida, mi hermano haría lo mismo o eso me habían dicho.

Luego de mirar el paisaje de la ciudad, entre a mi habitación para terminar de alistarme, me mire en el espejo una última vez, mi uniforme perfectamente planchado me hacía lucir sofisticada y elegante, como una de esas niñas ricas y mimadas, tome mi mochila y fui al comedor, en el camino fui mirando el corredor, repleto de pinturas muy hermosas, y a decir verdad hacían que la casa se sintiera como una obra clásica, había notado que a mi tío le gustaban esas cosas. Me mantuve en silencio, ya había desayunado, solo debía terminar de alistarme para ir a la escuela, al llegar al comedor vi a mi tío beber su café, él realmente disfrutaba de hacer eso, me senté frente a él, esperando a que terminara.

-Estoy lista para asistir a mi primer día de escuela

- Bien -respondió dejando la taza en la mesa- nos vamos ya, la puntualidad es muy importante

Me adelante un poco y camine hasta el ascensor, me aferraba a la cuerda de mi mochila, buscando sentirme reconfortada y tranquila, él me siguió, entramos y oprimió el botón que nos llevaría a la planta baja, como siempre, no solíamos hablar mucho, salvo cosas de mi salud o educación, a veces eso me preocupaba se supone que debía prestarme atención, era mi encargado, pero entendía que él no era un hombre conversador, era agradable pero no sabía socializar

Mis nervios estaban a flor de piel, un nuevo día, de una nueva vida, socializar es un miedo irracional en mí, odiaba socializar, era pésima en eso, leer libros era mi fuerte, soñaba con ser una escritora reconocida y poder conocer el mundo, ir a desfiles de moda en París y ser una persona importante. Antes de salir del edificio, mi tío me sujeto el hombro y me hizo voltear se arrodillo frente a mi y me extendió una bolsa de papel.

-Se que puede ser extraño Tara, pero necesito que la uses

Abrí la bolsa, había una peluca en ella, de color negro, era pequeña y parecía ligera, instintivamente lleve una mano a mi cabello, ese cabello rojo tan característico, papi solía decir que era idéntico al de mi abuela, realmente papi no solía hablar mucho de su familia, solo de mi abuela y eso era en raras ocasiones. Me sentí incomoda, no me avergonzaba de mi cabello, de hecho quería presumirle al mundo mi hermoso cabello rojo.

Pero la seriedad en el rostro de mi tío me hizo comprender que era algo importante, saque la peluca por completo y deje la bolsa en el piso, Nanami me ayudo a colocármela y cuando termine me veía diferente, y no era la misma Tara. Llegamos al auto, él me abrió la puerta y subí abrochándome el cinturón de inmediato, él se subió al lado del conductor, antes de que pudiera notarlo, el auto empezó a moverse, mientras iba a la escuela decidí que mirar por la ventana sería interesante podría observar la ciudad, de repente mi rostro se estampó por el asiento de enfrente, mi cinturón de seguridad me sujeto con fuerza, pero no lo suficiente.

Un auto más grande nos había embestido de frente, no podía ver al Tío Nanami, su rostro poco a poco fue desapareciendo de mi campo de visión, no podía escuchar nada, me sentía como una nube flotando en medio de la nada. Unos brazos me rodearon y me sacaron bruscamente del auto, mi cuerpo no reaccionaba, solo me sacudía conforme mi captor corría, volví a cerrar los ojos esperando que todo acabara, pero caí al piso tan derrepente que me asuste. Unos ojos verdes, fue lo primero que pude ver al abrirlos nuevamente, estaba en el piso, mi frente sangraba y una figura se alejaba dejándome atrás.

Ese fue mi primer intento de secuestro, las personas empezaron a rodearme algunos gritaban mientras otros trataban de hacer que yo reaccionara, apenas pude ver con claridad, note el auto casi destrozado y las peores imágenes se adueñaron de mi cabeza, sentí que alguien me cargo y mis ojos se llenaron de lagrimas al ver a mi tío, tenia una ceja cortada, su corbata estaba desarreglada y no traía su saco puesto, pero lo mas importante, estaba vivo.

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