Ella iba a seguir caminando hacia la puerta pero en ese momento Remus cayó al suelo con las manos en la cabeza.
-Oh, cielos, Remus.- dijo acercándose a él.- Que tienes? Te duele la cabeza?

"Este no era él, ese no era el, tenía que volver a ser como era... no podía convertirse en un hombre lobo delante de ella."

Remus intentaba que sus emociones, dolor y todo los que sentía en ese momento se apagaran por completo. No quería hacerle daño, no quería que el monstruo que llevaba dentro saliera a la luz.

Todo se fue a la mierda cuando ella puso su mano por su espalda en forma de apoyo.
-Remus?- preguntó ella.

El hombre la agarró de las muñecas fuertemente haciendo que la varita de esta cayera al suelo.
-Me haces daño, para!- dijo ella mirándolo a los ojos.

Él las apretó más provocando que la chica soltara un jadeo involuntario dándole a entender que a ella le estaba gustando.

La acercó a él y empezó a besarla con demasiada rudeza, tanta que hacía que Madison quisiera apartarse de inmediato.
-No...Remus, por favor, para.- le decía ella intentando zafarse de su agarre.

"-Mierda, más, más, joder."

Las palabras de la chica de la otra noche surgían en la cabeza del hombre incitándolo a querer más de ella.
-Eres mía, solo mía.- dijo mientras la pegaba a la pared.

Madison quería llorar. Quería llorar por que no conseguía pensar con claridad y hacer nada al respecto.

Nunca había visto lo peligroso que podía llegar a ser y nunca pensó que tendría que estar en esa situación.

Debía hacer algo, debía hacer algo antes de que la cosa terminara realmente mal entonces fue cuando se le vino a la mente la Poción Matalobos... como una a conseguir una?

Remus ahora empezó a quitarle la corbata y la blusa, rompiéndola y dejando a su vista todo a su placer.
-Di que eres mía, dilo!- dijo tomándole la cara con una mano haciendo que ella lo mirara con los ojos cristalizados.

-No es nuestra capacidad lo que nos muestra lo que realmente somos, es nuestra elección.- dijo mirándolo.- Este no eres tú, tú no eres un monstruo.

Remus miraba a la chica aún con rabia, dolor y odio. Su mano se encontraba ahora en su cuello, apretándolo mientras que la otra le quitaba un mechón de pelo delicadamente.

Madison aprovechó ese momento para cuidadosamente llevar su mano a uno de los muebles donde se encontraban los frascos de antes.

-Respuesta incorrecta.- dijo empezando a apretarle el cuello haciendo que ella empezara a acortar su respiración.

Sin embargo lo miró directamente a los ojos.
-Me temo que su respuesta también es incorrecta, profesor.- dijo ella muy segura.

Sin pensarlo dos veces, le tiró el frasco que por suerte estaba abierto en toda la cara haciendo que las especies y el polvo llenaran las fosas nasales de Remus.

Este se alejó de inmediato dejando a la chica por los suelos y empezó a toser.

Pero claro, era nada más que acónito, el ingrediente principal del matalobos.

-Pero qué?- empezó a decir este cuando la tos era inexistente.- Que ha pasado?

Remus miró a la chica que estaba delante de él, en el suelo, sin blusa y una marca notoria en su cuello y muñecas.

Él había hecho eso.

-Madison, no, no... yo no, sabes que no podría, mierda yo...- empezó a decir mientras se intentaba acercar a ella sin embargo la chica se aparató antes, dejando claro que necesitaba espacio.

-Se que no ha sido tu culpa Remus.- dijo ella volviendo a tomar aire.- No hace falta que te disculpes.

Ella tomó su blusa, ahora rota al igual que su corbata y se las puso igualmente pues no podía aparecer sin ropa por el castillo.

Mientras eso pasaba, el hombre solo observaba la marca de su cuello, su mano había estado ahí. Ella le había dicho que parara, y él no lo hizo.

Era un monstruo.

"Soy un monstruo."

-Madison yo no se como... realmente lo lamento mucho, joder lo siento.- dijo ahora preocupado mientras su cuerpo volvía a llenarse de rabia.

Rabia con el mismo, por haber provocado todo eso. Ella no se merecía a alguien como él.

-Remus, tranquilo, estoy bien... déjame ayudarte.- dijo ella ahora lista para acercarse.
-No, por favor vete, por favor.- dijo avergonzado y triste.- Te lo suplico Madison.

-Pero Remus, déjame ayudarte.- pidió ella.
-Que te largues! Vete de aquí!- le gritó haciendo que ella retrocediera.

La chica bajó la mirada antes de darse la vuelta para volver al castillo.

Y durante ese día, en Hogwarts no se oía nada más que los gritos de la casa abandonada haciéndose preguntar a todos que era lo que ocurría y había allí realmente.

Sin embargo solo unas pocas personas sabían, que el causante de todo eso era nada más que Remus Lupin.

hiding from the moon (Remus Lupin)Where stories live. Discover now