𝓓𝓾𝓵𝓬𝓮 𝔂 𝓐𝓶𝓪𝓻𝓰𝓸 [𝓘𝓷𝓽𝓮𝓷𝓪𝓫𝓸] [𝓣𝓮𝓶𝓹𝓸𝓻𝓪𝓭𝓪 2]

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Antes de empezar voy a aclarar algo.

En el capitulo anterior pregunte si querían la narración del celo de Horacio, recibí algunos "si" como tambien "no", por ello decidí narrarlo en un entre capítulo para que así puedan leerlo o saltearselo si gustan.

Bueno eso es todo por ahora💙

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Al celular de Horacio habia llegado una unica notificación, estando indispuesto no le tomó importancia alguno, quien si lo hizo fue el ruso que rápidamente le reenvío el mensaje a su superior.

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—¡Mierda! —se levanto rápido de aquel sucio sofá y acomodó su ropa, corrió hacia el exterior de la casa montandose en su auto, cerró sus ojos un segundo que resultó eterno, comenzaba a recordar todo lo sucedido...

Sintió su corazón detenerse al recordar esas palabras...

"Lo siento...no pude hacer nada...Ellos lo mataron...A tu hijo..."

Sintió como sus lagrimas se escapaban, se maldijo por no poder evitarlo.

Pero no tenia tiempo para detenerse, tenia que encontrar a su esposo que estaba en peligro de muerte.

Reviso su celular notando la gran cantidad de llamadas perdidas de Michelle y dos mensajes de Horacio.

Uno era de una ubicación y el siguiente decía.

"Conway, soy Volkov, Gustabo le mando esta ubicación a Horacio, el esta en celo ahora, lo mejor sera que valla usted."

Arrancó su auto lo más rápido que pudo, se dejo guiar por el GPS, llevándolo hasta un pueblo abandonado fuera de los Santos.

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Un abandonado túnel era donde marcaba el GPS, bajo de su vehículo y se adentro en el oscuro lugar a pie.

Sin poder ver mucho a su alrededor siguió adentrándose hasta que sintió como su pie golpeaba algo en el suelo.

Prendió la pantalla de su celular para poder alumbrar lo que habia golpeado.

Un cuerpo sin vida de una mujer fue lo que vio.

Con la poca luz que el celular emitia pudo notar los otros 5 cuerpos en el suelo, 4 sin vida y uno...de Gustabo.

Corrió hacia el, por la falta de luz prefirió cargarlo y llevarlo al exterior del tunel, luego regresaría a ocultar el resto de los cuerpos.

Estando fuera del oscuro lugar rapidamente lo revisó, notando la marca rota que era la causante del estado del menor, tomo su pulso notando que era lento.

—Estarás bien...lo prometo —lo subió a la parte trasera del auto y rapidamente se puso a conducir en dirección al hospital del norte.

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Se encontraba en una habitación completamente blanca...

Una línea de sangre lo rodeaba...

A lo lejos lograba oir el llanto de un bebé.

Las risas del payaso que lo atormentaba causaron que el llanto del bebé aumentara su fuerza.

Se tapó los oidos con fuerza aturdido por los molestos ruidos, notó como la linea de sangre comenzaba aumentar en dirección a sus pies, cerró sus ojos mientras apretaba cada vez más fuerte sus manos contra sus orejas.

Las risas aumentaron.

El llanto se hizo aun más fuerte.

Sentía la sangre tocar sus pies.

Todo se detuvo cuando sintio su corazón detenerse...

Abrió sus ojos austado por la falta de aire, abrió su boca intentando obtener algo de oxígeno, golpeó su pecho con su puño desesperado.

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—Aun no tiene pulso doctor —informó la enfermera preocupada.

—Denme el desfribilador —ordeno.

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Su desesperación aumentaba, el aire seguia sin llegar a sus pulmones, si corazón parecía no querer seguir latiendo.

Sus colmillos comenzaron a mostrarse mientras lagrimas de frustración salian de sus ojos.

Dos descargas recorrieron su cuerpo causando que su corazón latiera con velocidad y por fin pudiera tragar una bocanada de aire.

Su pecho subía y bajaba intentando regular su respiración.

"El nos hizo esto..."

La voz del payaso volvió a sonar...

"Ya no somos su omega..."

"El nos arrebató nuestra marca..."

"¡El no nos ama!"

—¡NO! —grito levantando un poco su cuerpo de la camilla, miro todo a su alrededor notando que ahora estaba en una habitación de hospital, todo habia estado en su mente, pero el dolor habia sido tan real...

—¡Gustabo! —por la puerta entró Jack asustado por el fuerte grito que el rubio había soltado.

Se miraron unos segundos, ambos con los ojos cristalizados, Gustabo posó sus mano en su cuello notando la falta de su marca, intentando no dejar salir sus lagrimas clavó sus colmillos en su labio.

—¿Q-que fue lo que hiciste...?

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