Prólogo

856 51 6
                                    


-Jodidamente no.

-Estás exagerando.

-¿Exagenrando? ¿Exagerando? Quieres que haga el papel de puto niñero de un idiota que no me interesa solo porque te coges a su madre.

-Tiene veinte años, no es un niño y no pido que seas su cuidador, solo quiero que te integres y lo enseñes.

-¿Integrarme a qué? ¿A tu jueguito de familia feliz? -Me encontraba realmente furioso, enojado y con ganas de golpear a este idiota que se supone es mi progenitor pero él parecía no enterarse de mi mal humor y eso me provocaba aún más deseos de gritar.

-Creo que debes adaptarte a la idea de que me casé, no se cuanto más vas a tardar hasta que te des cuenta de que realmente Daysi es mi esposa y de que tus ñoñerías no van a hacer que eso cambie.

-Me da igual eso, esa señora no me molesta y se que no es mala pero de ahí a hacer de cuidador de un niñato porque quieres que me integre, hay una gran diferencia.

-Ni siquiera lo conoces, no ha llegado y estás tú mismo haciendo show sin base alguna.

-¿Show? ¿Show? Te vas por meses, llegas casado con tu socia y ahora pides que sea amiguito de un pendejo que no conozco?

-No seas grosero, Daysi es mi mujer desde hace un año, casarnos fue solo un paso más y si no estuvieras siempre de bar en bar con tus amigos inadaptados sociales, sabrías que ella tiene un hijo que vive en New York.

-¡No me importa! ¿Por qué tengo yo que soportar eso?

-Porque eres mi hijo y porque vives bajo mi techo. Nunca te ha faltado nada, ni siquiera el amor y la figura paterna, lo sabes. Ahora estás grande y quiero que te integres a la empresa porque estás tomando un camino que no me gusta. Nunca me he metido en tus cosas y te he permitido elegir pero ya tienes veintidos años, Joel y necesito a mi hijo como apoyo.

Lo cierto es que no tengo mucho que replicar, puedo estar muy enojado y odio ver que sigue tranquilo a pesar de lo que está pasando pero mi padre nunca ha sido ausente, nunca me ha prohibido nada de lo que he pedido, nunca me trata mal y se que se esfuerza en siempre estar para mí aunque a veces por motivos de trabajo, tenga que estar fuera de casa por semanas enteras, una que otra vez, como ahora, meses. Todo eso lo se y realmente amo a papá pero jodidamente no quiero que traigan a un niñato mimado a vivir a casa y mucho menos que me impongan enseñarlo o lo que sea que quiera mi padre.

-No voy a hacer de niñero de ningún chiquillo mimado. -Digo con tono serio aunque no estoy gritando.

-No vas a ser niñero, solo te pido que lo integres, que no lo excluyas si vas a salir con tus amigos, que no lo trates mal en casa. Erick es un buen chico, terminó su segundo año en New York y ahora que estamos casados, Daysi y yo creimos que era una buena idea que viniera a vivir con nosotros. La casa es grande, puede continuar su carrera acá y creí que te haría ilusión tener más compañía.

-Papá... -Lo llamo bajito, sigo muy enojado porque no quiero me pongan a cuidar de un pendejo. Quiero vivir mi vida y ya pero tampoco es bueno que pelee más con él, se que no lo hace por malo, genuinamente cree que ahora somos una familia y aunque no esté de acuerdo en cuidar al hijo de Daysi, se que no es justo para mi padre que lo haga más difícil. -Está bien, voy a intentar ser amable pero si el idiota se pone intenso, olvídate de esto, le haré la vida imposible dentro de esta casa.

-Gracias, Joelito.

Sonríe y me da un punzón en el pecho, papá tiene tanto dinero que es innecesario, su empresa de bienes raíces es reconocida en el mundo entero. Somos algo así como celebridades, donde quiera que vamos hay un buitre paparazzi, salimos en revistas, noticias, vivimos rodeados de personas lame botas que solo buscan sacar una tajada. Es difícil confiar en alguien de manera fácil, por eso al principio tuve mis reservas con Daysi pero se que es buena mujer y que realmente tampoco le hace falta fingir que ama a mi padre para tener dinero ya que tiene su propia empresa de productos de belleza pero papá... papá aún no ha perdido esa sensillez que lo caracteriza, esa que la mayoría se sacude como el polvo en cuanto prueban una gloria comprada, por eso es que relajo los hombros y me dispongo a hablar.

-¿Si?

-No te preocupes, no voy a hacerme su mejor amigo y definitivamente no voy a dejar mi vida por esto pero haré lo posible por hacer que ese chico se sienta bien.

-Erick... Se llama Erick. - Responde dando un paso en mi dirección.

-Erick. - Confirmo con un suspiro.

Walls ll JoerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora