☘│ 010.

4.4K 689 462
                                    

Regresaba a casa junto a Himawari luego de hacer algunas compras que solicitó nuestra madre

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Regresaba a casa junto a Himawari luego de hacer algunas compras que solicitó nuestra madre.

—¿Crees que a Kawaki le gusten los dulces? —preguntó una dulce e inocente Himawari mientras sostenía mi mano—. Compré demasiado por lo que quiero darle algunos, pero no quisiera que se enfadara si no le gustan.

—Realmente no tengo idea de lo que le gusta o no —dije a lo cual Himawari realizó una expresión inquieta—. De seguro lo aceptará, Hima.

—¿De verdad?

—¡Claro! —exclamé formando una sonrisa—. ¿Quién podría resistirse a esa carita tierna que tienes?

Himawari sonrió ampliamente al oírme e incluso me abrazó momentáneamente y mientras disfrutaba de su cálido abrazo pude oír a unos habitantes de Konoha hablar de Kawaki.

—¿Por qué ese chico anda por ahí libremente? —preguntó uno de ellos—. Deberían de mantenerlo bajo custodia.

—¿Qué pretende el Hokage? —preguntó otro—. Ese chico atacó a su propia hija, pero aun así lo llevó con ellos.

—Pobre muchacha —mencionó una señora—. Ya ha sufrido bastante.

—Si fuera yo, lo que hubiera hecho sería que ese chico no viera la luz del día nunca más.

Sus voces de desprecio hacia Kawaki comenzaron a molestarme porque ellos no tenían ni idea de lo que sucedía realmente con el chico.

—Hermana —me llamó Hima y al mirarla he notado su expresión preocupada—. ¿De verdad él te hizo daño?

—Eso fue un malentendido —dije acariciando suavemente su cabello—. Kawaki es una buena persona.

Himawari me miró por un momento, pero luego sonrió y dijo:

—Tienes razón. Él volvió a construir el florero que es especial para mí y te ayuda constantemente cuando lo necesitas.

Sonreí ante sus palabras. Entonces sostuve su mano para así seguir nuestro retorno a casa y mientras nos dirigíamos hacia allí no podía dejar de sentirme molesta por todo lo que hablaban de Kawaki.

—Bienvenidas —dijo nuestra madre cuando llegamos finalmente a casa—. La cena pronto estará lista.

—Te ayudaré a ordenar la mesa —dijo alegremente mi hermanita.

—Gracias —sonrió mamá para luego verme con algo de inquietud—. ¿No has visto a Kawaki?

—¿Eh? ¿No está en casa?

—Salió, pero no ha regresado —dijo con un tono de preocupación—. ¿Crees que le sucedió algo? Él nunca se pierde la cena.

En ese instante se me vino a la cabeza todo lo malo que hablaban los demás de él por lo que pensé que su ausencia se debía a ello.

—Iré a buscarlo.

—Está bien —dijo con una pequeña sonrisa—. Solo ten cuidado.

—Lo tendré —sonreí—. De todas formas, papá estará por ahí por si sucede algo.

Mi madre se quedó más tranquila con esas últimas palabras. Entonces, comencé a abandonar mi hogar para así buscar a Kawaki; a quien no tardé en encontrar gracias a mi poder ocular.

—Si te quedas tanto tiempo en este lugar atraparas un resfriado —dije mientras sentía el aire en mi rostro. Kawaki me miró de reojo, pero no dijo nada y continuó viendo la aldea desde los rostros esculpidos de piedra de los Hokages.

Caminé hacia él para luego sentarme a su lado y en eso logré ver una bolsa con una botella de agua y una bola de arroz escondida entre sus piernas.

—¿Piensas cenar eso? —pregunté, pero nuevamente no obtuve una respuesta de su parte—. Mamá ya ha preparado la cena y está esperando por ti.

—Puedes volver y decirle que no lo necesito —habló finalmente.

—¿Por qué?

Kawaki se mantuvo callado por lo que solté un suspiro para luego acercar mi mano a su rostro y así hacer que me viera.

—¿Qué sucede? —pregunté acariciando suavemente su mejilla, lo cual me sorprendía demasiado que no me sintiera nerviosa ante este contacto que estaba yo misma provocando.

Él siguió mirándome fijamente, pero luego llevó su mano hasta donde se encontraba la mía para así alejarla de su rostro y sostenerla firmemente mientras volvía su mirada hacia la aldea.

—Todos piensan que yo no pertenezco aquí —dijo sin mirarme—. Tal vez tengan razón...

—Te equivocas —dije firmemente mientras hacía presión en nuestras manos unidas—. No todos pensamos así. Al menos yo no pienso como ellos...

—¿Por qué no lo harías? —preguntó mirándome fijamente y en eso pude ver sus ojos reflejando soledad—. Desde el primer momento en que nos vimos intenté dañarte.

—Tú mismo has dicho que eso fue un malentendido —dije formando una pequeña sonrisa—. Yo creo en tus palabras.

Kawaki me miró fijamente y ante ello pude ver un brillo en sus ojos que hizo que mi corazón empezara a agitarse. Entonces, repentinamente, él comenzó a acortar la distancia que nuestros rostros mantenían y ante aquello el nerviosismo empezó a apoderarse de mi cuerpo, pero a pesar de ello no me moví ningún centímetro de él.

Cerré momentáneamente mis ojos mientras sentía cada vez más cerca la respiración del chico.

—La cena se enfriará si se quedan aquí.

La voz de mi padre hizo que me espantara y alejara rápidamente de Kawaki. Avergonzada miré a mi padre, donde pude verle una sonrisa que transmitía paz, pero a la vez miedo.

—Si estabas por aquí cerca debiste de mencionar algo —dije intentando tranquilizar mi corazón.

—Estabas manejando muy bien la situación —dijo sin dejar aquella sonrisa—. No quería interrumpir, pero se estaban tardando demasiado para la cena.

Preferí no mencionar una palabra en todo el regreso a casa, ya que me sentía inquieta por la situación en la que me encontré con Kawaki. Realmente si papá no hubiera aparecido estaría dando mi primer beso.

—¿Está todo bien? —preguntó mi padre—. Estás muy roja.

—¡Todo está perfectamente bien! —exclamé mientras llevaba mis manos a mi rostro.

Pensar en mí y en Kawaki juntos me hacía sentir tan avergonzada, pero a la vez feliz.

—Cuando volvamos a casa me gustaría hablar de un tema importante contigo, Hija.

La seriedad en las palabras de mi padre hizo que toda emoción de felicidad que había obtenido gracias a Kawaki se esfumara y ahora mismo solo sentía inquietud por aquel tema importante del cual quería hablarme.

La seriedad en las palabras de mi padre hizo que toda emoción de felicidad que había obtenido gracias a Kawaki se esfumara y ahora mismo solo sentía inquietud por aquel tema importante del cual quería hablarme

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
𝐃𝐀𝐍𝐆𝐄𝐑𝐎𝐔𝐒𝐋𝐘 𝐒𝐖𝐄𝐄𝐓; Kawaki.Where stories live. Discover now