☘Capítulo cincuenta y dos☘

Start from the beginning
                                    

Antes de salir de casa marco por el teléfono el número de León me contesta a los tres timbres.

—Hey, hola

—Hola —se escucha viento marítimo, está en la costa o la playa.

—Podemos vernos en el café Wendy's —propongo.

—Sí, es por lo de la información, siento decirte que aún no tengo nada, ando en trabajo ahora. —un murmullo de personas se hace presente.

—Entiendo, adiós —iba cerrar, pero me detiene.

—Espera, tengo unos minutos para un café, nos vemos allá.

—Hecho. —cierro.

Salgo de casa y cierro para luego dejar mi llave en su debido lugar, no saben cuánto me duele que me hayan robado mi celular y tengo el presentimiento de que no será como la vez pasada que me lo devolvieron.

Estoy empapada de la mala suerte.

Le indico al taxista la dirección para pagarle después, no me habla, no dice nada, no es como los demás que ponen música, solo me lleva, y agradezco ese silencio, la resaca me da en los cojones de la pendejes.

Salgo y doy gracias y el me las devuelve igual y entonces lo noto.

—No es nada, verano...

No me volteo, no me muevo, como... cuando logre llevar el control de mi cuerpo el taxi ya estaba emprendiendo camino, su voz, ese acento, ya lo he oído antes.

No puedo buscar el carro, no vi la placa, lo único que sé es que ese acento, es colombiano, lo sé, esta vez no es mi cabeza, no es locura. La pregunta aquí es...

¿Quién es?

Mis días se ponen cada vez más intensos, más misteriosos, mamá esta extraña, y a veces distante, mirarme para ella es como delito porque me aparta la mirada cada que la veo.

«Entro al café», me siguen en las vegas, matan al hombre que me seguía, «pido mi café y me acomodo a esperar a León,» y ahora... resulta que mi hermano es un asesino.

Me traen el café y solo de olerlo la vida vuelve a mi cuerpo, esta vez amargo solo para que reaccione mi sistema, me atrevo a pedir algo de desayuno pesado ya que no he comido nada.

Las miradas alarmadas de todos me hacen mirar atrás de mi encontrándome así con el chico de aspecto temido, no los culpo por mirarlo con aquellos ojos, si no lo conociera fuera uno de ellos.

Solo de verle el gran tamaño, la piel llena de tatuajes, rapado por los lados donde también tiene tatuajes en la cara igual, con dos cruces hacia abajo, las perforaciones y uñas pintadas en negro. Anda vestido de negro con una camiseta de calavera y vaqueros rostros y botas con puntas.

Una vez Ethan lo llevó a casa y una de mis tías, «política», amiga lejana de mi madre, lo vio y casi se desmaya, a mamá en ese entonces nunca iba a pensar que el llevaba la marihuana para fumarla en el cuarto de mi hermano, Ethan nunca la dejaba entrar. Y ella nunca fue de desconfiar y tampoco de juzgar.

—Perdón por tardar tanto —se sienta y noto los ojos inyectados en sangre. Mi atención se desvía a la cachetada de su mejilla derecha que aún sigue roja.

—¿Problemas? —pregunto cuando me iba a llevar a la boca un pedazo de tostada, pero él me la arrebató y se la echó rápido a la suya.

—Cuando no —habló mientras masticaba. —invitas ¿verdad? —me miró divertido —ya que solo a ti se te acurre invitarme a un café de riquitos y para colmo con los precios como si esta mierda valiera un riñón. —se burla y con su comentario atrae miradas de algunos de los clientes.

Un verano con Summer © #1 ✔Where stories live. Discover now