O2 | Lirio de los valles.

2.1K 249 444
                                    

Al día siguiente, Sunny se hallaba en el sector donde estaban las flores de Basil. Junto a él, tenían que decidir qué clase de flor darle a Mari.

Mari era una hermana buena, se podría decir la mejor hermana de todas; dulce, amable, atenta, cariñosa, ¿cuántos sinónimos más se podrían usar? Aunque eso no significa que tiene sus malos hábitos como ser perfeccionista, pero se le puede descartar.

Cualquier cosa que pase, Mari estaba ahí. ¿Sucede un acontecimiento inesperado? Mari estaba ahí para calmarlo, ¿pasaba algo malo? Mari estaba ahí para solucionarlo.

Y ni siquiera lo soluciona, solo le mira lo positivo y a todo le echa una sonrisa, es que es increíble el poder que tiene esta chica.

¿No tendría que merecerse todas las flores?

—No Sunny, suelta todos esos ramos. —El rubio mandó.— Mari no puede recibir una flor que signifique tristeza o un amor unilateral. Yo sé que ella es muy importante para ti. —Rió.

Tenía razón, no sabía lo que significaba cada ramo de flores que escogió, porque sí, pensaba en darle flores distintas a su amada hermana escogidos al azar.

Soltó las flores y los dejó en sus respectivos lugares, digamos que Sunny estuvo algo apresurado antes.

—Hay que pensar... Mari es una persona positiva, así que hay que buscar algo que tenga ese concepto, ¿no?

El otro asintió, viendo lo que Basil hacía; buscaba entre flores algo que le identifique a la chica.

—¡Este sería!

Sunny miró sorprendido.

Una especie de... ¿Flores pequeñas? Blancas, como si fueran colgadas ya que la flor iba hacia abajo. Parecía más un tallo con millones de estas, era increíble. Tenían pinta de ser flores delicadas, que apenas te atrevieras a tocarlas se caerían, o eso quería creer.

—¿Qué te parece? —Cuestionó alegre.— ¿Son hermosos, no?

Asintió nuevamente.

—Lirios del valle, se dice que estos son capaces de alejar a los seres malignos... ¡Pero también a ver un futuro brillante!

¿Seres malignos? ¿De verdad existen?

—Me recuerda mucho a Mari, ella siempre me ayuda a ser positivo, a ver las cosas con claridad. —Continuó hablando, viendo aquellas flores blancas y pequeñas.

Muy bonitas, no se podía mentir sobre eso, pero Sunny tenía ganas de que las flores fuesen más grandes. Sin embargo, que Basil halla elegido las diminutas tenía sentido por lo aclarado de hace unos segundos; parecían pequeñas campanas.

—¿Qué esperamos? —Preguntó, distrayendo al otro que estaba pensativo.— ¡Vayamos a tu casa a darle estas flores a Mari!

Y eso hicieron ambos. Sunny se encargó de sostener la maceta de Lirios, el cual no era tan pesada pero las florecitas parecían tan frágiles... Que en algún movimiento brusco no se sorprendería que todas se cayeran y todo se hecharía a perder. Aunque tampoco es para llorar, Basil tenía más de estas.

Aún así, no quería molestarlo y pasar vergüenza, así que caminaba con toda la delicadeza posible.

Llegaron a la casa de Sunny más rápido de lo que se esperaban.

Sin mucho en qué pensar, abrieron la puerta y lograron divisar que Hero estaba en la sala. Él saludó amablemente, recibiendo a los niños.

—¡Hero! ¿Has visto a Mari? —Preguntó Basil.

Sunny miraba para todas partes, ella no estaba por ningún lado de la planta baja, por lo que su ubicación sería obviamente en la de arriba, preferiblemente, su cuarto.

—Oh... Me dijo que se iba arriba un rato, pero pronto bajará.

Lo sabía.

Sunny fue sin vacilar a subir las escaleras para entregarle el hermoso presente que tenía en sus manos, no podía esperar a ver su rostro de emoción por ver estas hermosas flores que eran para ella, y aparte, ¡significaban algo de ella!

—¡S-Sunny! ¡Esperame! —El otro se dedicó a gritarle al pelinegro porque se estaba quedando atrás.

Los dos se dirigieron al cuarto de los hermanos, abrieron la puerta y para sorpresa, Mari estaba ahí.

—¿Sunny, qué te dije sobre tocar la puerta antes de entrar? —Reclamó la mayor. Sí, podía ser que estos hermanos tuviesen una misma habitación para compartir, pero Mari siempre decía que está bien tener privacidad de vez en cuando, y tenía razón.

—Además. —Mari continuó.— Llegas tarde para la práctica de tu violín. En cuatro días es el recital, deberías ser más responsable. —Lo regañó.

En serio que era estricta cuando quería, no obstante, casi nunca se pasaba del límite.

—Disculpa. —Contestó, casi susurrando pero sin sentirse mal.

Basil quedó atónito. ¿Sunny habló?

Era algo imposible de ver, Sunny no le dirigía la palabra a nadie, no obstante, era algo lógico que a su hermana sí. Vivían en la misma casa, crecieron juntos, por lo tanto, Sunny tenía que tener alguna comunicación con ella, él no era mudo.

Pero escuchar su voz era cada mil años, escuchar su voz era como si el mundo se fuese a acabar.

—¿Para qué son estas flores? —Se atrevió a cuestionar.

—Oh, cierto. —Basil recordó.— Mari, son para ti.

Paso seguido, el pálido le entregó la maceta a su hermana.

—Lirios del valle... Ehm... —El rubio empezó a ponerse nervioso.— Significa el optimismo, suerte y humildad. También son flores que alejan el mal. —Hizo una pequeña pausa para tomat aire.— ¡Me recordaba mucho a ti! Siempre ayudas a otros a ver la luz en la oscuridad.

—¡Eso es muy lindo de tu parte, Basil! Muchas gracias por acordarte de mi, es un lindo detalle. —Mari dejó encima del escritorio la maceta para luego revolver el cabello de ambos chicos.— Cuidaré del hermoso regalo que ambos pensaron para mí. Son increíbles.

Sunny miraba al suelo, sonrojado.

Basil no se quedaba atrás, estaba nervioso mirando a otro lado.

Mari era maravillosa, tan firme y tan cálida.

Tulipanes || SunflowerWhere stories live. Discover now