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Tres largas horas de ensayo. Entre risas, broncas, gritos, lamentos... Todo aquello era normal en un grupo, en el mío también pasaba, solo que después acabábamos follando.

La bajista salió enfurecida del local. Mi hermano fue trás ella, gritándola. Él tenía mucho carácter y a la mínima se alteraba.

–Voy con ellos.– Giorgia salió.

–Siempre es así.– habló el guitarrista del grupo justo antes de seguir a Giorgia.

–En mi grupo también pasaban estas cosas.– dije en un suave susurro que pensé que el pelinegro no escuchó.

–Pasa en todos.– Comentó recogiendo el lugar. –La bronca de hoy ha sido mas fuertecilla. Victoria no está pasando un buen momento y esta repercutiendo en el grupo.

Suspiré suavemente. –Al parecer nadie está en un buen momento.

–Después de la tormenta viene la calma.

–La tormenta está durando demasiado.– Abracé mis piernas con mis brazos y encajé mi barbilla entre mis rodillas. –Y ni si quiera cesa, cada vez golpea con más fuerza.– Mi mirada se clavó en el bolso de mi cuñada.

El baterista se sentó a mi lado y un fuerte olor a colonia invadió mis fosas nasales. La colonia me recordaba a él. A quien tantas noches me entregué esperando quizá que se enamorase de mí.

Un silencio inundó la habitación, pero no era incómodo, era más bien un silencio de reflexión.

El resto de gente volvió a entrar.

–¿Vamos a comer?– Preguntó Victoria mientras guardaba el bajo en la funda.

–¿Dónde siempre?– Cuestionó ahora Thomas guardando también la guitarra.

Era increíble como con unas simples miradas eran capaces de entenderse completamente.

–¿Venís?– quiso saber mi hermano.– Si no queréis hay comida en casa.

Giorgia y yo intercambiamos miradas, dándonos a entender que sí iríamos con ellos.

–Pues vamos entonces.– Se levantó Damiano.

Me enganché al brazo de Giorgia y salimos del local.

Durante el corto trayecto apenas hablé. Me dediqué a escuchar como Damiano y Victoria volvían a discutir.

–No sirve de nada que paséis 30 minutos discutiendo y no encontréis una solución.– habló Ethan tranquilamente.

Ethan era el punto de cordura del grupo.

(...)

La fría noche de Roma hacía que los recuerdos volviesen a mi mente. Volvía él. Volvía cada beso, cada orgasmo, cada lágrima...

Y los conciertos. Y la banda. Añoraba los ensayos hasta las 3 de la mañana. Las noches en vela componiendo. Los días de grabación. Y los añoraba a ellos.

Aquellas dos personas maravillosas que abandoné sin darles la razón, porque sabía que si lo hacía irían a por él. Y a pesar del daño que me hizo, quería que todo le fuese bien, porque soy así de imbécil.

Eran ya las 3.27 a.m. y yo seguía sentada en la terraza, mirando como rompían las olas del mar, consolándome de que mi corazón no fuese lo único roto.

Detrás de mi noté la presencia de mi hermano.

–Es una jodida mierda Damia.– Abracé más fuerte mis piernas. –Ni a 1000km de distancia el dolor cesa.

Rió levemente. –Ni aunque estuviese en otro planeta cesaría. –Se sentó junto a mi y se dedicó a contemplar el mar. –La sanación es lenta, Hele, ya lo sabes.

A él también le rompieron el corazón hace unos años. Pero Giorgia apareció en su vida y le curó todas las heridas. Nadie ha llegado a mi vida a sanarme, o tal vez sí, y yo no lo haya dejado entrar.

–¿Qué se siente cuando el enamoramiento es correspondido?– Pregunté sabiendo el dolor que me causaría la respuesta.

–Es una sensación inexplicable. –suspiró. –Es alguien que llega cuando menos te lo esperas y a quien acabas queriendo más de lo que puedes imaginar, porque nunca imaginamos que tenemos tanta capacidad de amar. Alguien a quien agarrarte cuando todo se jode.

–No sigas.– pedí.

–Algún día llegará, de verdad te lo digo Helena.– Me abrazó.

–¿Y cómo sabré que ha llegado?

–Simplemente lo sabrás.

(...)

Otra noche más me quedé dormida en el sofá y mi cuello estaba empezando a joder de verdad.

Tuve que levantarme rápido, pues Ethan vendría a hablar unas cosas con Damiano.

Me senté en la mesa de la cocina con un café y unas tostadas.

–Buenos días amore.– Saludó Giorgia sentándose junto a mi.

Le dediqué una sonrisa.– Hola.

–¿Quieres que hagamos algo hoy?– preguntó cogiendo una de mis tostadas.

–¿Cómo que?

–No sé. –Se encogió de hombros. –Podemos ir a la Capilla Sixtina.

Mis ojos se ilumaron ante esa idea. –Como me conoces.

Después de desayunar fui a mi cuarto. Me puse la misma ropa que cuando conocí a la banda y salí.

–¿Dónde vais?– Cuestionó Damiano.

–A la Capilla Sixtina.–Respondió Giorgia antes de darle un corto beso en los labios.

–Esperad a que llegue Ethan y vamos los cuatro.– volvió a hablar mi hermano.

–¿Los cuatro?– Pregunté. –¿No teníais que hablar no sé que mierdas?

–Prefiero hablarlas cuando estemos la banda reunida.

10 minutos mas tarde llegó Ethan. Al principio no le pareció buena idea el ir al Vaticano, pues él si quería hablar, pero finalmente Damiano le convenció.

Solo decir que en 2 horas es mi cumpleaños y que cáncer es el mejor signo del zodíaco que hay venga besos.

Lasciati amare [Ethan Torchio]Where stories live. Discover now