Prólogo: No mires atrás con ira.

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Si los libros tuvieran su propio soundtrack de inicio como en los programas o películas, definitivamente me gustaría que este empezará con "Don't Change" de INXS. Nada que cambiar por mí, nada que cambiar por ti. La resolución de la felicidad. El encuentro de aquel amor perdido... Así que mientras la escuchamos, les contaré de qué va todo esto...

Era el 10 de julio de 1995, Melbourne, Australia.

Había descolgado todos los posters de mis bandas y músicos favoritos, todos aquellos con una personalidad y sensualidad indescriptible, sin embargo, solamente había uno que podría quitarme el sueño, mi sultán y dueño de mis sueños: Michael Hutchence, tenía una mirada que mezclaba inocencia, sencillez y sexo, por ello cuando fue bien llamado el Dios del Sexo, no me sorprendió, emanaba una sensualidad atropellante, cuantos sueños eróticos había mantenido con él... No obstante, para Platón el amor no era verdadero si lo que se sentía era una fuerte atracción por un cuerpo, para este autor, el amor se basaba al enamoramiento de un alma, un amor a la eternidad. Michael Hutchence definitivamente era mi eres celeste, él tenía 35 años y yo 17, un amor imposible, pero me había prometido que me casaría con un hombre muy similar a él, por que sí, yo era así, una romántica empedernida.

–Entonces, a mi primer hijo le llamaré Michael Kelland como tú. –Murmuro mientras observo detenidamente su poster.

Su foto también lo guardo dentro de mi maleta junto con todas mis pertenencias. Observo mi habitación por última vez, Ethan Hayes, mi mejor amigo entra a mi habitación para llevarse mis últimas maletas. Era una lástima que él no pudiera embarcarse conmigo en la aventura de la universidad, sus problemas económicos con su familia le habían impedido poder unirse a esta nueva etapa como tanto habíamos soñado. Ethan era tan guapo como un actor de Hollywood, tenía un corazón noble y era muy paciente, ojalá le hubiera dicho con más frecuencia lo mucho que lo quería...

Cuando llegamos a mi residencia de la universidad en Sidney, mis padres, Ethan y yo desempacamos para acomodar todas mis cosas en mi nuevo hogar, hogar que me causaba un gran conflicto social, porque yo de social no tenía nada, incluso, era el antónimo de todo lo que abarcaba esa palabra: antisocial, se les dice.

–Me alegro que hayas podido venir y acompañarme a instalarme. –Murmuro mientras me siento sobre la cama. La habitación contaba con dos camas personales, dos armarios y un baño privado.

–No dejaría que vendrías aquí sola por nada del mundo. –Dice sentándose junto a mí. –Es la primera vez que después de once años nos separamos, espero no llores por mí.

–Llorare todas las noches. –Él me abraza y lentamente de su bolsillo saca una cajita de terciopelo, me lo tiende. –¿Para mí?

–¿Ves a otra persona aquí? –Nerviosamente rio mientras recibo la cajita. Cuando lo abro me encuentro con una pulsera de plata que tenía grabado "Ethan Hayes SOS". –Siempre que te sientas sola, recuerda que yo nunca te abandonare, solo tienes que enviar una carta o llamarme y vendré en seguida. –Las lagrimas empiezan a brotar, por alguna razón sentía que nos separaríamos para siempre.

Estaba segura que en ese encuentro definitivamente habría un antes y un después, solamente, que no estaba preparada para hablar de ello.

–Te quiero Ethan. –Digo mientras lo abrazo. Él acaricia mi cabello. Mi amigo era guapísimo como un super modelo, medía más 1.80, tenía el cabello rubio y unos sorprendentes ojos azules. Tenía el corazón de un ángel. Era precioso. Pero eso ya lo sabrán ustedes.

–Te quiero Nika. –Cuando ambos nos separamos, con un dedo, delicadamente limpia mis lagrimas de mis mejillas.

–¿Lista para ser una exitosa diseñadora? –Mi padre, Alexander Kirsten, cargaba mis paquetes con mis pertenencias y entraba a la habitación con cansancio. Ethan se levanta para ayudarle. –Ya quiero ver tu nombre en las revistas de inmobiliarios. "Nika Kirsten ha diseñado una increíble mansión para un magnate empresario de Australia" – Él sonríe. – Me alegro de haberte puesto un nombre cool.

HisteriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora