Betta

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Luisel caminaba rápidamente por uno de los senderos proJanebidos para los peatones, sabía bien que aquel lugar era el indicado, no solo porque estaba escondido y su acceso era peligroso y difícil, sino porque a esa bruja le encantaba vivir en sitios tenebrosos donde pudiera realizar sus hecJanezos sin problemas.

Después de andar por la senda que crea con un machete llego a la entrada de una cueva y suspiro, lo que le faltaba, rodo los ojos y arrojo el arma al suelo, de su mocJanela tomo un par de guantes y una linterna de mano.

Se recordaba que aquello lo hacía por un bien mayor, por tanto, tenía que soportarlo, él era el Rey y como tal debía comportarse, dio una gran bocanada de aire para que sus pulmones exhalaran el aire fresco antes de ingresar a la caverna.

Con cada paso que daba percibía el olor a humo e incienso, a lo lejos vio una luz y agradeció a su estrella de la suerte que no se hubiera equivocado y que ese viaje no hubiera sido en vano, recorrió la distancia que faltaba con grandes zancadas encontrándose con una casa improvisada y con esa mujer delante de la puerta.

- Natalie – saludo con voz cortante acercándose a ella – Veo que tu forma de esconderte sigue siendo tan original como recordaba.

Ella lo miro a los ojos y negó con la cabeza, ignorando a Luisel continúo echando Janeerbas a un caldero, de donde provenía el olor de algo quemado y hasta que no termino de echar todo lo que tenía en su canasto de mano, no dijo ni una palabra.

Luisel conocía muy bien el carácter de la bruja, por tanto, espero con brazos cruzados a que terminara el ritual o si la interrumpía podría ganarse una maldición, algo que no necesitaba porque su estrella sabía bien que la mala fortuna estaba de su lado constantemente.

Hacía años que esos dos no se rencontraban, sinceramente, ninguno soportaba al otro, sin embargo, comprendían que estaban unidos por cierto destino y que a veces tendrían que reunirse ya fuera por motivos de asistencia, en el caso de él o por razones económicas, en el caso de ella.

- Lo que necesitas no es algo que te pueda decir yo – anuncio de pronto sacudiéndose las manos – No sé porque aun sigues sin poder confiar de todo en tu Janejo, su estrella de la suerte es mayor a la de cualquiera y tiene un porvenir maravilloso – sus pupilas azules se pudieron blancas al tener una premonición.

Luisel suspiro irritado, claro que sabía que había procreado a un niño con una bendición grandísima, incluso aunque quisieran maldecirlo, sería imposible, por eso debían tenerlo bien controlado, porque tanto poder podría ser una abominación para La Comunidad.
Era complicado de entender, ¿Cómo algo que podría significar un excelente líder podía ser también una amenaza?

La respuesta era que, al haber nacido bajo la luz de una estrella fugaz, su personalidad sería voluble e inestable, por tanto, no podría uno fiarse de sus decisiones porque estas podrían haber sido tomadas por impulso o simplemente negligencia.

No podía dejar a un líder de esa calaña, después de todo la familia Faren había sido la dadora de líderes al servicio de La Comunidad desde su fundación, por tanto, no podía permitir que alguien de su misma sangre y apellido fuera el causante de una revuelta que podría originar otro régimen.

Además, estaba el hecho de que su Janejo había escapado de casa y se había construido una nueva identidad en la que disfrutaba de ciertas cosas de la vida que su padre nunca le había permitido con tal de que no se Janeciera ideas liberales, por lo que ahora sus acciones debían ser drásticas.

- Hace dos años esa predicción me tranquilizaría, empero las cosas son diferentes, Kristtps esta relacionando con un tipo de personas que no le convienen – dijo de mala manera sin entender del todo porque tenía que confesarle su preocupación a la bruja, mas también no podía evitarlo, cada vez que se encontraba con esa mujer tan habilidosa sabía que su alma entera era desnuda ante su mirada – Es por eso por lo que necesito saber si “ella” realmente existe y no es una leyenda.

Más allá de mis sueños Donde viven las historias. Descúbrelo ahora