2.

1.1K 141 23
                                    

— ¿Igor? ¿Qué haces?

Su voz sonó estridente incluso para sus propios oídos. Lo que ocurría es que a una parte de su cerebro le estaba costando procesar que Igor lo había pillado sentado con una prostituta encima y con la pinga al aire. Si hubiera tenido un mínimo de vergüenza, se habría sonrojado.

— Igor venir por pedido del amo Hai. Él olvidiar una cosa en caja fuerte y mandar Igor a buscar.

Carlo bajó los brazos hasta apoyar las manos en los muslos de Tiffany, dándole un par de palmaditas para que se levantara. Igor no perdió detalle del gesto y sus ojos se entrecerraron, mientras su postura se volvía cada vez más tensa.

— Ustied ser un hijo de putitia hipócrita, ¿ah? —Dijo el ciborg sin poder contenerse. Su tono poseía un leve tinte a reproche muy sutil que hubiera pasado desapercibido para cualquiera, pero no para Carlo, que ya lo conocía. Eso lo ponerse a la defensiva de inmediato.

— ¿Cómo dices? Repítelo. —Dijo bajando el tono mientras se ponía de pie, colocando nuevamente su miembro aún excitado dentro del pantalón. No se molestó en coger la camisa, sino que se quedó de pie encarando a Igor con una ceja alzada, retándolo con la mirada.

— Dije que ustied ser un hijo de putitia hipócrita. —El moreno le devolvió la mirada con la misma firmeza, sin acobardarse lo más mínimo pese a notar el enfado incipiente de Carlo. —Ustied siempre decir que el abogado ser guarro y lechioso, pero yo ahora verle también con Tiffany siendo guarro y lechioso.

La aludida se había ido levantando sutilmente y planeaba irse sin decir ni una sola palabra para no verse envuelta entre una posible pelea entre los dos hombres, pero sus planes se truncaron cuando ambos la miraron a la vez después de esas palabras, haciendo que siguiera el impulso de alzar ambas manos conciliadoramente.

— Yo ya me iba, ¿eh? No quiero problemas.

— No, no, no, no, no. —Carlo negó repetidamente y señaló a Igor acusadoramente con el dedo índice. —El que se va es éste, que es el que sobra.

— ¿¡CÓMO DECIR!? —Igor sonó genuinamente ofendido y se dirigió a Tiffany, ignorando momentáneamente a Carlo. —Ustied irse o yo hacer torturitias con ustied, ¿entender?

La mujer asintió rápidamente y miró con un gesto de disculpa a Carlo, que se encontraba estupefacto por no salirse con la suya, como le pasaba habitualmente.

— Lo siento guapo, pero no me pagan para esto.

— Pero...

El italiano observó boquiabierto cómo Tiffany se alejaba hasta salir por la puerta principal. Todo su plan se acababa de ir a la mierda y cuando cayó en la cuenta apretó los puños con rabia.

En un arrebato, se dirigió de nuevo hacia Igor, cortando con rápidas zancadas la distancia entre ambos hasta ponerse frente a él, invadiendo su espacio personal de lo cerca que se colocó. De hecho, sus narices se rozaban y empezaron a respirar el mismo aire.

— ¿Pero qué cojones haces, perro? —preguntó susurrándole entre dientes, desprendiendo indignación en cada una de sus palabras. Tuvo que apretar más los dientes para contener el impulso de sacudirlo. — ¡Lo has jodido todo!

— Igor no jodier nada. Camarada Carlo estar perdiendo cabeza con coyotes que hablan, casino y ahora con mujieres. Ser peor que abogado.

Carlo durante un segundo abrió mucho los ojos. Esas cuatro últimas palabras le acababan de hacer sentirse insultado como nunca antes en su vida. Después, sus ojos se oscurecieron y su expresión se endureció peligrosamente.

— ¿De verdad me estás comparando con Salinas? —Hizo una mueca de desagrado mientras prácticamente escupía las palabras antes de continuar. —Ya quisiera él parecerse a mí que soy joven, guapo, rico, exitoso y con estilo.

Igor rodó los ojos ante el egocentrismo de Carlo y su nuevo parche le permitió esbozar una sonrisita irónica.

— Al menos abogiado no llamar Igor para llevar a ver pinturas meteorológicas. Ni tener que consoliar por perder en el casino.

— ¡Si te gusta! Así te sientes útil. —Bufó, cruzándose de brazos y alzando la barbilla con soberbia. —Te quejas mucho, pero luego bien que me llamas siempre. Pareces mi novia, echándome la bronca todo el día.

Igor se quedó un momento en silencio, pues no había esperado esa respuesta para nada. Sintió cómo algo dentro de sí se calentaba, cómo el pulso se le aceleraba y un extraño cosquilleo lo recorría. Se asustó, pues nunca había experimentado algo así y se apresuró a negarlo con mucho énfasis, delatando su nerviosismo.

— ¡Igor no ser su novio! ¡Igor no tener sentimientos! Ustied ya empezar con sus tonterías.

Carlo sonrió ladinamente al darse cuenta de que habían cambiado las tornas. Ahora el que estaba visiblemente incómodo era Igor y pensaba aprovecharse de eso para hacerle pagar por lo de antes.

— No mientas Igor, si me acabas de hacer una escenita por pillarme con otra.

Igor siguió negándose vehementemente, alzando cada vez más la voz, pero bastó que Carlo se inclinara hasta rozar sus labios con cada palabra que pronunciaba.

— Igor... ¿estás celoso?

Playing games {Carligor}Where stories live. Discover now