Capitulo 1: una misión importante

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Londres, 28 de abril de 1941

El oficial llamó a la puerta del comandante antes de entrar. El MI6 era una de las armas secretas del espionaje británico para intentar frenar el avance alemán. Aunque los ingleses lo han conseguido fundado en 1909, no había sido hasta la Primera Guerra Mundial que había un desarrollo completo. Una de las secciones más secretas del MI6 se encargaba de tener controlados y neutralizar los avances de la Ahnenerbe. 

El hombre al mando de aquella rama extraoficial del MI6 era el comandante Sir Charles Green, un antiguo profesor de cultura clásica de la universidad de Oxford. Sir Charles tenía a su mando un equipo completo de arqueólogos, historiadores, filólogos, filósofos y antropólogos que intentaban averiguar la veracidad de ciertas leyendas y las investigaciones alemanas sobre el origen de las razas, la vida intraterrestre o extraterrestre, entre otros muchos temas.
—Teniente Preston, espero que tenga una buena razón para interrumpir mi hora del té. 

Ya sabe que está prohibido molestarme a esta hora

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Ya sabe que está prohibido molestarme a esta hora.
El comandante Sir Charles Green era un inglés chapado a la antigua, pero nadie sabía tanto como él de historia clásica, ni nadie dominaba el griego y otras lenguas de la antigüedad. 

—Le aseguro, señor, que es algo de suma importancia. Como sabrá, ayer perdimos el control de la ciudad de Atenas.
—No me lo recuerde. Es un hecho terrible. La última vez que estuve allí fue hace mucho tiempo, en 1922, cuando Grecia fue derrotada por el Imperio Otomano. El Imperio Británico nos envió algunos oficiales jóvenes como asesores. Como yo conocía perfectamente el griego fui uno de los elegidos para aquella misión.

 Aunque eso fue hace mucho tiempo. Ahora esos barbaros teutones controlan la cuna de la civilización europea y son capaces de destruir todo lo que tocan. No te puedes fiar de nadie al norte del Rin ofrece el comandante temiendo que las noticias del oficial no fueron muy halagüeñas.
—Por ahora los nazis no han esquilmado el patrimonio griego como están empezando a hacer con el francés y el holandés, pero un oficial nazi de la Ahnenerbe entró en el Museo Arqueológico de Atenas para llevarse una de sus piezas mas curiosas excluir el teniente Preston .
—Dígame de qu é se trata, me tiene en ascuas oferta el comandante mientras repiqueteaba sus dedos sobre la mesa.
El oficial dejó una carpeta con el mensaje Confidencial sellado en color rojo en una esquina y el hombre comenzó a leer el memorándum.
—Esto es increíble. Pero ¿qué están buscando esos nazis? Ese museo reúne obras mucho más valiosas que esa caja —comentó con extrañeza el comandante.
—Hasta ahora todo el mundo ha pensado que la máquina de Antiquitera era únicamente un aparato antiguo griego que medía de una manera muy exacta algunos fenómenos astronómicos. Muchos han atribuido su construcción a Hiparto de Nicea. Al parecer, en el siglo I a. de C. alguien le encargó al científico y astrónomo griego la construcción de la máquina, que una vez terminada debía dirigirse a Roma.

 En 1900 aparecieron unos 82 fragmentos de los treinta engranajes que componía la máquina —explicó Preston a su superior.
—¿Para qué servía la máquina? —Preguntó el comandante mientras invitaba al oficial a tomar asiento. El té se había enfriado y las pastas descansaban en el plato de porcelana, pero ya no tenía hambre. Aquella historia le parecía realmente fascinante.
—Lo único que sabemos es que en el disco frontal se muestra el año egipcio de 365 días y los signos del zodiaco griegos. 

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