once

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Abro un ojo, no consigo distinguir la hora pero no creo que sea muy tarde, sobretodo porque las farolas siguen iluminando las calles y se escuchan los cantos de los pájaros. Me giro estirando uno de mis brazos pero no ha nadie. Frunzo y el ceño y me incorporó en la cama, me levanto y voy al baño.

Camino hacia el baño y no, no hay ningún rastro de Pau. Resignada me vuelvo a la cama, además de que prefiero estar aquí tumbada que estoy mucho más calentita tapada con el edredón que dando vueltas por la casa de Pau como un zombie y más con el frío que hace.

Estoy a punto de volver a dormirme de nuevo cuando escucho la puerta de la habitación abrirse y aparece Pau secándose gotas de sudor. Lleva la toalla en el cuello y una camiseta amarilla claramente del Villarreal que se le pega a la espalda, vale ya se donde viene viene de venir de entrenar con el equipo.

Se gira, para comprobar si sigo dormida o ya estoy despierta, cuando nuestras miradas se cruzan, me incorporó a la cama estirnadome un poco mientras me frotó los ojos con la mano. Se ríe y se acerca a la cama, mientras yo me vuelvo a tumbar en la cama, que perezosa estoy hoy me digo a mi misma. Pau coloca cada uno de sus brazos a mis costados y me deba un beso en la frente.

- Pau por favor, duchate que falta te hace guapo - digo en tono burlon mientras le guiño un ojo. Pau se levanta y lo siguiente que veo es como la toalla que llevaba en su cuello impacta en mi cara.

- Qué crack que soy y menuda puntería - dice mientras está de pie apoyado en el marcó de la puerta del baño, con las manos en los bolsillos del pantalón de entrenamiento y su peculiar sonrisa. Por favor que alguien me explique como puede estar tan guapo a las diez de la mañana y después de entrenar, no lo entiendo.

- ¿ Te parece bonito? - digo lanzandole de nuevo la toalla pero claro lo mio queda en un intento nefasto. - Anda vete a la ducha y quítate ese olor.

Se da la vuelta no sin antes guiñarme un ojo y entra dentro del cuarto de baño. Aparece casi diez minutos después con una toalla enrollada en su cadera y el pecho al descubierto, si mi boca no llega al suelo en este momento poco le falta. Este chico me quiere matar de un infarto.

- No abras tanto la boca haber si te va a entrar una mosca - me dice mientras se ríe.

- ¿Hoy que estamos en modo gracioso, campeón?

- Siempre lo soy.

Abro la boca totalmente indignada y el suelta una carcajada que para mí es como música para mis oídos.

- Ten cuidado y no te resbales en la ducha o te ahogues - me dice volviéndose a reír.

Lo ignoro totalmente y me meto yo en la ducha. Salgo pasado cinco o seis minutos ya que no tenia que lavarme el pelo.

Cuando salgo de la ducha ya con la toalla envuelta, veo a Pau ya cambiado con una camiseta azul y unos pantalones vaqueros. Si el amarillo le queda estupendamente del azul ni hablemos. Me visto con unos vaqueros y una sudadera azul pastel, mis inseparables converses blancas y una chaqueta por si acaso. Cuando salimos de casa de Pau, mi móvil empieza a sonar y una llamada entrante de mi madre me llega.

- ¿ si?

- Valeria hija la abuela carmen está en el hospital, debes de venir a Córdoba.

- ¿ pero mamá está bien?

- No lo sabemos. Pero te necesitamos aquí cuanto antes.

- Esta bien mamá nada más llegue a casa, cojo un ave hacia allí.

- vale te quiero.

- y yo mamá.

Me quedo un poco en shock y eso Pau lo nota que enseguida pone una mano en mi rodilla acariciandola.

Déjate Querer || Pau Torres Donde viven las historias. Descúbrelo ahora