22. "Playa"

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Volteó en dirección a la puerta, esperando que Connor apareciera por ella, pero todavía no lo hacía. Habían pasado alrededor de cuarenta minutos desde que su respuesta se había reducido en un sencillo mensaje: "Si, Connor." Claro que él debía saber perfectamente a qué clase de se estaba refiriendo en el mensaje. Colin estaba su lado, acariciando su cabello y diciéndole que si Connor la lastimara alguna vez lo golpearía. Ella sabía perfectamente que su amigo era algo protector, pero con Connor era demasiado.

Los ojos de Astrid se abrieron de emoción al escuchar los golpes en un puerta. Colin la detuvo para que se mantuviera en su lugar, mientras él se encaminaba para abrir la deseada puerta que Astrid anhelaba que se abriese.

Los nudillos de Colin estaban blancos con la presión que ejercía al abrir la puerta. Se podía apreciar a una larga distancia como le molestaba dejar ir a su mejor amiga, aunque fuese por unos días, con Connor Hurst. Le desagradaba tanto que verlo frente a frente le hacían despertar unas horribles ganas de golpearlo, presentía que el profesor Hurst guardaba más de un secreto bajo aquella faceta. Solo sabía una cosa con certeza, si lastimaba a su amiga haría lo que fuese por golpearlo.

Al abrir la puerta un Connor con vaqueros y sudadera blanca hizo sonreír a Astrid, la cual agitó su mano de lado a lado, emocionada. La morocha le derretía por completo ver a Connor frente a ella, pero la derretía aún más cuando lucia tan juvenil con su atuendo y la miraba con una resplandeciente sonrisa. Si algo Astrid no podía entender era, ¿cómo existían personas tan irresistibles como él? Mordió su labio, y acomodó su cabello chocolate con su mano.

Connor la miraba con una sonrisa en su rostro, y deslizaba sus ojos desde los descalzos pies de Astrid hasta el detallado y delicado rostro que poseía aquel ángel. Pasar dos días con Astrid sería de lo más aventurero y excitante, algo que lo emocionaba cada vez más hasta en lo más profundo de su ser. En dos días podían suceder bastantes cosas, y disfrutaría de la estadía junto con la morocha a lo máximo, solo quería tomarla entre sus brazos y llevarla hasta su auto para ir rápido al lugar que tenía planeado. Se removió inquieto y se adentró al apartamento, saludando a Colin con un rápido apretón de manos.

—Hey.

—Hey. ¿Estás preparada? —preguntó, sonriente.

—Nací preparada—respondió con una reluciente sonrisa, atrapando una vez más la mirada de Connor.

—Me alegro que sea así.

Astrid se levantó de su lugar, caminando hasta su amigo, con el bolso en su hombro derecho. Abrazó a Colin, envolviendo con fuerza su cuerpo entre sus brazos y besando su mejilla. Éste le respondió de la misma manera, pero besando su frente y susurrándole un "cuídate".

Posterior le lanzó un juguetón beso por el aire y Colin simulo atraparlo, para luego cerrar la puerta del apartamento lentamente. Connor y Astrid caminaban hasta el ascensor en total silencio, rozando sus dedos con cada paso que daban hasta las puertas metálicas.

—No me has saludado como corresponde, preciosa. —Connor giró su rostro, mientras las puertas se abrían frente a sus ojos.

Astrid se acercó y besó su mejilla tímidamente. No sabía por qué sus mejillas estaban adoptando la mala costumbre de tornarse rojas cada vez que estaba con Connor Hurst o porque su corazón le latía desenfrenadamente contra su pecho cuando miraba aquellos profundos y verdosos ojos.

—Hola—murmuró, Astrid.

—Astrid, ¿a eso le llamas un saludo?

Las puertas del ascensor se cerraron y esperando hasta que descendiera hasta el nivel uno.

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