IT'S A CHRISTMAS MIRACLE, CHARLIE BROWN. PT. 1 – WINTERWITCH.
PROMPT: Wanda solo buscaba una nueva voz para su proyecto, no salir totalmente enamorada del trabajador de aquel puesto de árboles de navidad.
WORDS: MUCHAS ÑLADFKDS POR ESO TA DIVIDIDO EN DOS
WARNINGS: SÉ QUE NO ES NAVIDAD PERO LSFKSDLFJ hace poco me leí este libro de Stephanie Perkins y al leer este cuento dije: esto debe ser adaptado al winterwitch, y aki tamo. Todos los créditos correspondientes a la autora original, esta es simplemente una adaptación.
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Wanda amaba este puesto de árboles de Navidad. Tenía más luz —y tal vez hasta era más cálido— que el departamento de su madre, para empezar. Las fogatas chisporroteaban dentro de tambos de metal. Un tendido de cordeles de los que colgaban focos desnudos alumbraba desde arriba. Y junto a la entrada había un muñeco de nieve gigante de plástico que resplandecía en un naranja eléctrico. Su pipa soltaba nubes de humo de verdad.
Le encantaba el profundo aroma a verdor de los abetos Fraser y el crujido de sus agujas bajo los pies. Le encantaban los hombres con camisas de franela, que cargaban los árboles para colocarlos en el techo de camionetas y autos compactos, y los amarraban con un cordel que sacaban de sus bolsillos, como si estuvieran haciendo magia. Le encantaba la cabaña provisional de madera con su vieja y ruidosa caja registradora. Sus paredes estaban adornadas con guirnaldas y coronas, y del techo caía el muérdago de bayas claras como carámbanos. Y lo que amaba sobre todo era la búsqueda del árbol perfecto.
Demasiado alto, demasiado bajo, demasiado gordo, demasiado delgado. Perfecto. La familia de Wanda Maximoff había venido a este lugar durante años, desde que ella podía recordar. Pero este año, Wanda había estado viniendo sola, con frecuencia y durante un mes entero. Porque, ¿Cómo le pides a un completo extraño un favor completamente extraño? Había estado luchando con esta pregunta desde el Black Friday, y todavía no encontraba la respuesta adecuada. Ahora ya no tenía tiempo. El solsticio era mañana, así que Wanda tenía que hacer algo esa misma noche.
Wanda estaba ahí... por un chico.
Dios. Eso sonaba mal, incluso en su cabeza.
Pero no estaba ahí porque le gustara ese chico, el que vendía árboles de Navidad; estaba ahí porque necesitaba algo de él.
La verdad es que sí era guapo. Había que reconocerlo. No había manera de darle la vuelta, el chico era un atractivo espécimen masculino. Sólo que no era el tipo de chico que habitualmente le gustaba. Era... fornido. Acarrear árboles de aquí para allá todo el día le daba a uno cierta cantidad de musculatura bien definida. A Wanda le gustaban los chicos que estaban interesados en actividades más artísticas, realizadas en espacios interiores: leer, por ejemplo, las obras completas de Kurt Vonnegut; mantener un cómic respetable en línea; tocar el contrabajo. Demonios, aunque sea jugar videojuegos. Se trataba de actividades que tendían a crear cuerpos rechonchos o esmirriados, así que éstos eran los cuerpos que generalmente le gustaban a Wanda.
