Libro 1 Capítulo 29

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Sus pálidos dedos, que hasta hace un rato descansaban sobre los brazos de la silla, se cerraron sobre la pequeña figura de un peón negro para poder cambiarlo de sitio.

- Temo que mi cabeza se incendie si sigue usted mirándome de esa forma -Hope, con su vista pegada en el tablero mientras que su mente calculaba cada uno de los movimientos posibles, comentó esbozando una media sonrisa que murió al cabo de cortos segundos.

Aún no había movido, las probabilidades volaban por su mente a velocidades poco comunes para un principiante. Por suerte la palabra principiante no era algo que se relacionaba mucho con ella, no.

Desde su temprana infancia la princesa jugaba ajedrez con su tío Elijah, quien resultaba ser un indiscutido maestro en el arte de la victoria, pero la verdadera razón por la cual la misma se había adentrado en aquel mágico mundo era por su padre. El afamado rey Niklaus Mikaelson, quien desde su principado había sido elogiado por su astucia, lo consideraba muy importante debido a que estimulaba el razonamiento necesario para crear excelentes estrategias; en más de una ocasión este le advirtió a su heredera que el ajedrez podría serle útil para cuando la misma tuviera que comenzar a liderar a las tropas de la gran Inglaterra. Para la Princesa de Gales la palabra de su adorado padre era palabra suprema; lo que este decía, se hacía.

La misión que su padre le había encomendado flotó por su mente de forma peligrosa, seguido por la mirada avergonzada del mismo. Era, definitivamente, la primera vez que la pelirroja no hacía algo que su padre le ordenaba.

- Yo temo que no sea esta partida lo que tanto parece agobiar a tu mente -Josette indagó luego de varios minutos de haber estado analizando a la silenciosa pelirroja.

Hope observó los delgados dedos de la Delfina de Francia enroscarse en la cabeza de uno de los peones blancos que le restaban, moviéndolo hacia otra casilla.

Predecible, Hope ya lo había visto venir desde hacía un kilómetro y medio.

- Mi mente aún sigue atascada en las cosas que dije ayer mientras discutíamos -Confesó con una mueca que evidenciaba lo apenada que estaba de ello; de ella.

En ningún momento se le había pasado por la mente que en aquella discusión, cuando dijo que la misma nunca sería solo Hope, casi había expuesto su verdadera identidad. Siendo honesta en lo único que su mente daba vueltas era que a causa de su cobardía, por no vociferar sus sentimientos de forma clara, había lastimado a la Delfina.

Por momentos, que no pensaba aceptar, lastimar a Josette era más doloroso que traicionar a su familia.

- ¿Discutir? -Josette cuestionó con una risa suave, negando durante aquello- Yo diría que fue un pequeño intercambio de pensamientos -Arrugó su nariz en desacuerdo luego de ver que Hope se volvía a tomar un tiempo enormemente inusual para mover una de sus fichas.

- ¿No crees que aquello fue una discusión? -La joven heredera al trono de Inglaterra bajó la voz cuando un par de personas pasaron por su lado, cotilleando sobre una dama de la corte.

Estaban en uno de los pasillos que hacía de puente entre la torre central y uno de los múltiples anexos del sitio. Si bien no era el pasillo principal, por este concurrían personas que muy bien podían poner oído a su conversación.

- Creo que ha sido algo muy suave y puro como para ser catalogado de esa forma -La Delfina negó con una mirada que la pelirroja asoció a falta de problemas, de errores.

Hope estaba llena de problemas, de errores, de tropiezos y daños irreparables. Josette Saltzman no podía mirarla de esa forma, de esa forma que la hacía perfecta cuando simplemente no lo era.

Si solo fuera Hope -Hosie 1Where stories live. Discover now