CAPÍTULO 13: Políticamente correcto.

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La sonrisa de Theo se difumina.

—¿Y eso quiere decir?

—Que me perdí cientos de buenas películas de Netflix.

Theo aclara la garganta, camina de regreso hacia su cama, toma asiento y empieza a colocarse un par de zapatillas.

—¿Por qué lo preguntas? —me apoyo en una pierna y me cruzo de brazos.

—Por nada, solo era curiosidad —dice.

Asiento, pero me quedo pensando en por qué estoy siendo tan mentirosa con respecto a mi relación con Octavio cuando a duras penas  lo dejé llegar a segunda base. 

—Liana...

Cuando reacciono, Theo está parado justo frente a mí. 

—¿Por qué entraste a mi habitación?

—Porque ...

El móvil suena en mi mano. 

—¿Qué haces con mi móvil? 

La llamada es insistente, Theo lo toma de mi mano y contesta.

Luego de eso, solo escucho que está charlando con un tal señor Ricci. Theo se aleja un poco y se alborota el cabello una que otra vez y asiente a modo de trabajador reñido. Cuelga la llamada y se deja desplomar boca arriba sobre la cama. 

Aprovecho para hablarle sobre la moto, pero me detiene con su voz. 

—Ah —se queja—. Esto de ser adulto es una mierda total.

—¿Ha pasado algo malo?

—Cuentas y más cuentas. Y ahora parece que debo un par de meses de renta y a eso le sumo que el recibo de agua ha subido. 

No había pensado en los gastos de Theo antes de venir aquí.

—Eso suena mal.

Gira la cabeza y me mira. Me gusta la sonrisa tierna que lleva ahora.

—Tú no tienes de qué preocuparte, tigger. Son cosas que pasan aquí de vez en cuando, pero me las he sabido arreglar bien. Mañana hablaré con el viejo Ricci para que me espere un mes más.

—¿Qué pasa con tu dinero? ¿No te alcanza?

—Llevamos un poco retrasados con las entregas de los gráficos e ilustraciones, así que sin dibujos, el cliente no paga y por lo tanto no hay buenas comisiones. 

Me encojo.

—Siento que te estoy quitando el tiempo...

—No, de eso nada —dice, levantándose de un salto de la cama—. ¿Vamos a cenar?

Le echo una ojeada al móvil en su cama.

—Voy a usar el baño primero.

—Vale —dice, arrastrando la palabra. 

Luego, pasa por mi costado y cierra la puerta de la habitación, entonces tomo el móvil y busco el mensaje extraño y misterioso. Lo leo otra vez, pero ahora con más atención. 

"¿Quieres la motocicleta?"

Att. A 

¿A?

Podría desconfiar de Huk porque me trae una vibra muy negra y espinosa, pero definitivamente no se trata de él. 

O puede que sí.

Miro hacia la puerta. 

Me memorizo el número telefónico y luego borro el mensaje de la bandeja de Theo. 

Cuando te enamores de mí.Where stories live. Discover now