—Iré al corredor del fondo para abrir el pasadizo que indicó —avisó el joven—. Por favor, alteza, quédese aquí escondida.

Margery soltó un pesado suspiro y ladeó la cabeza.

—No puedo prometerlo, Jensen —declaró bajando la mirada al suelo.

—¿Al menos un esfuerzo para eso? —inquirió haciendo una mueca.

La fémina no pudo evitar sonreír en ese momento, agradecida con su compañía y su transparencia para expresar en simples palabras que a él le importaba, incluso un poco más que por solo ser la princesa. Entonces la pelirroja asintió con la cabeza y en silencio. Entonces los dos supieron que fue una mentira. Pero la aceptaron.

—Espere a la señal.

Mary volvió a asentir y vio cómo su amigo se alejó de ella al otro extremo de la posición en la que estuvieron escondidos juntos. Gracias a la poca iluminación, Jensen pudo escabullirse sin ningún problema y, por su contextura menuda, debido a que apenas era un muchacho entrando a la adultez, sus pasos fueron livianos y sigilosos. Él era bastante rápido y lo había demostrado en reiteradas ocasiones, por lo que Margery en realidad no se preocupó en si tendría que esperar mucho o no.

Dejó escapar un tembloroso suspiro por sus labios entreabiertos, al tiempo que miles de escenarios comenzaron a formarse en su cabeza. ¿Qué encontraría? ¿Encontraría a su familia? Y si así era, ¿cómo? ¿Estarían bien? ¿Ilesos o lastimados? ¿Vivos o muertos? Lo único que ella logró entender en ese momento, en medio de su creciente preocupación y miedo fue que, si dejaba que Ivo y Amicia ganasen, absolutamente todos morirían.

Era demasiado triste tener certeza en un final tan terrible.

De un momento a otro, la opresión en su pecho se hizo presente una vez más y los latidos de su corazón se aceleraron. La princesa se llevó la mano derecha a la zona de la molestia, sintiendo el frío de la superficie de la armadura traspasar el guante y colarse entre sus dedos. Pocos segundos después, el corte en su antebrazo de esa misma extremidad comenzó a arder y la ropa que llevaba debajo del metal que la protegía empezó a entibiarse y humedecerse. Estaba volviendo a sangrar, como si la herida hubiese sido recién hecha.

No tuvo necesidad de comprobar lo que sucedía; lo entendió de inmediato.

—Sé que sabes que estoy aquí, Amicia —dijo la princesa en un murmullo.

Esperando alguna clase de cambio en cuanto terminó de decir aquellas palabras, el agarre de su otra mano sobre la espada se intensificó.

En otro momento quizás se habría escandalizado por las ideas que se cruzaron en su mente, pero ahí mismo no le importó. Quiso lo mismo de la vez que fue tomada prisionera por Alysion; quería herir a Amicia y a Ivo de la misma manera que la hirieron a ella y a sus padres y hermanos. La maldición no era suficiente y no podía estar segura si alcanzaría a siquiera acercarse al timatenense. Tampoco sabía si existía alguna manera de que ella pudiera terminar con la hechicera, si atravesarla con la letal hoja serviría o no, pues con ella solo tenía la leve impresión sobre el bosque. Pero sin importar cómo, deseaba terminar con los dos.

Mientras esperaba a Jensen trató de permanecer en el mismo lugar, tratando de convencerse de que el pelinegro pronto estaría de vuelta y con compañía. Pensó en que Cirilla y Jaskier estaban a salvo en lo alto de la Torre Norte, y hasta se atrevió a imaginar que Geralt estaría exterminando los Ghuls sin mayor problema. No obstante, nada de eso resultó suficiente para su creciente impaciencia.

Pasados otros minutos más y cuando menos lo esperó, escuchó algo que creyó que tendría la capacidad de destruirla casi que por completo.

Un grito que reconoció de inmediato.

CURSED LINEAGE «the witcher»Where stories live. Discover now