[Adaptación][Jeff & Gameplay] Secret Admirer

Capítulo 03

– Creo que estoy enamorado~ Apo rodó sobre su cama mientras estrujaba la carta contra su pecho, GamePlay por su lado se limitó a ver los pequeños ataques de alegría que tenía su amigo. – Tengo que conocerlo. –

– ¿Y qué hay de Mile? –

– Mile solo ve en mí un culo más que joder. GamePlay, esta carta ha sido lo más hermoso que alguien ha dicho de mí, y eso que varias personas dicen maravillas de mí. Anda, debes organizarme una cita con él. –

– Pero–

– Anda llámalo. – Apo pasó el teléfono hacía GamePlay. – Dile que quiero verlo, no sé, que organice algo o nos veamos en algún lugar. – El mayor era tan insistente y estaba prácticamente sobre GamePlay que termino por obligarlo a marcar.

– ¿Hola? – Preguntó/saludo Jeff.

– Hola, soy GamePlay ¿recuerdas lo de ayer y esta mañana? –

– ¡Claro! ¿Se la diste? –

– Sí... Y quiere verte esta noche. –

– ¡¿Qué, esta noche?! No estoy preparado... ¿A dónde lo llevo? –

– Pienso que tal vez puedan encontrarse en el parque del mirador. –

– Sí. Genial, eres genial GamePlay. –

– De acuerdo, se lo diré. – Y sin más colgó, porque estaba seguro que había dejado a Jeff con muchas preguntas, y no pensaba ayudarlo más, su corazón ya dolía demasiado.

[...]

La única área disponible por las noches era el área de juegos y Jeff no sabía si se veía demasiado tonto esperándolo sentado en un columpio, había pasado toda la tarde ideando un plan con sus amigos sobre cómo se le confesaría a Apo y en ese momento se había quedado sin nada de palabras.

Estaba nervioso, muy nervioso. Porque ya habían pasado veinte minutos y Apo no se aparecía, pensaba que seguramente Apo ya sabía de quien se tratase y entonces no había querido ir. Y de pronto pensó que quizá eso era lo mejor, tal vez GamePlay tenía razón en vez de Build, Tong y Biblie, y lo suyo con Apo nunca iba a funcionar. Pero Jeff era conocido como el chico de la esperanza y aún tenía fe, aquella que albergaba dentro de si desde que era un adolescente hormonal y había caído de rodillas ante la inminente belleza de Apo.

Y de repente Apo llegó, con una de sus típicas poleras rosas y sus pantalones entallados, con sus labios abultados y sus piernas largas, acercándose con su olor a fresas y su cabello marrón. Y Jeff suspiro porque nunca había visto algo más hermoso. Entonces se levantó y la expresión de Apo cambio de sorpresa a disgusto.

– ¿Jeff? – El mayor se detuvo y Jeff se levantó hasta llegar frente a él. – ¿Qué haces aquí? –

– Te estaba esperando. – Apo abrió la boca sin poder creerlo y entonces Jeff se acercó a besar su mejilla.

– Te ves hermoso. –

– Oh dios... ¿Tú escribiste la carta...? – Pregunto pero sonó más como una afirmación. –

– ¿Decepcionado? –

– Más bien conmocionado... – Apo aparto su rostro pareciendo más entretenido en ver los juegos vacíos.

– Apo, siempre te he amado. – Tomo una de las manos del más grande y la llevo a su pecho. – Siempre has estado aquí. – El mayor dejo de tocarlo, con un poco de confusión en su expresión.

– ¿Todo lo que escribiste en la carta es cierto? –

– Cada una de mis palabras. –

Apo mordió sus labios nervioso, una manía que Jeff siempre había encontrado dulce.