Capítulo 2: El nuevo Novio

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—Eso no iba a pasar.

Bufa y se deja caer frente a mí.

—¿Quieres explicarme qué era lo tan urgente que tenías que hacer?

—Mi amiga tuvo un... inconveniente.

—Pudo esperar.

—No, no podía.

Conversamos un poco más, me informó que arreglaron con el abogado Porter una reunión para mañana. Por suerte no sacó el tema de la incomodidad que hubo cuando Dominic Blake llegó. No tenía ganas de explicar el porqué de nada. Nadie tenía porqué saber que yo había salido con el subcomandante de la estación de bomberos.

¡Ja! Ni siquiera sabía que ahora era el subcomandante. Cuando estábamos en la escuela, una vez, me dijo que estudiaría derecho, como yo. Está claro que ninguno siguió ese camino.

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El resto de la semana la había pasado de mal humor. No hubo un solo día que sonriera de manera genuina, que me acusaran de negligencia laboral no era algo que me tenía muy contenta.

Alisa había estado alejada de mí, cuando hablábamos por teléfono parecía nerviosa, como si se esforzara mucho por no soltar un secreto. Yo le había dado su tiempo, pero me tenía muy intrigada. Tal vez había recordado lo que había pasado la noche de la fiesta y tenía vergüenza. Pues ella no es una chica muy abierta, no habla de cosas sexuales con tanta facilidad como lo hago yo o Jacob, así que era fácil suponer que ese era el problema de su lejanía conmigo.

—¡Cariño, ¿Qué has hecho de cenar?! —se queja Erick mientras sale del cuarto de baño—. ¡Huele terrible!

Había venido a mi departamento a bañarse porque en el suyo habían cortado el agua, o eso me había dicho. Se la había pasado toda la semana viniendo y...bueno, no era que no me gustara, solo es que prefiero vivir sola, me gusta estar sola. A veces se quedaba a dormir conmigo, pero yo nunca en su casa. Él siempre quería venir aquí. Éramos una pareja extraña. Pero eso era gracias a mi, yo era la rara. Siempre lo había sido y no pensaba cambiar por un novio temporal.

—Es mi salsa especial— susurré.

Solía cocinarla para levantarme el ánimo. Era una receta que me había inventado, salsa roja, con varias verduras, las proporciones las ponía como a mí me gustaban y le ponía todo lo que yo quería. Era mi secreto culinario.

—¡Puedes pedirte delivery si no te gusta!—si no la quería que no la comiera. Y qué no me joda, que yo muero de hambre.

Así fue, se pidió delivery de sushi, mientras yo comía mi pasta con salsa especial. No me ofendía ni me enojaba, era más comida para mí.

Cuando terminamos de comer me preparé para la fiesta a la cual me obligaba a ir. Era el cumpleaños de su prima, cabe recalcar que Alisa es su prima. Yo los quería a ambos, pero no me apetecía ir a la fiesta donde estaría llena de familiares de mi novio. Los había conocido, si. Pero yo no era alguien familiera, no me gustaban las presentaciones tontas de: "mamá, papá, ella es mi novia". No, no veía la necesidad de esto.

Además, su familia no quería la presencia de Jacob ahí, sabiendo que era unos de los amigos más allegados a Alisa. Toda la familia Peterson era muy selectiva y juzgadora. Veían tatuajes y piercings en el cuerpo de Jacob y ya lo creían un delincuente. Ni siquiera sé porqué querían que yo vaya si mi cuerpo también tenía tatuajes. Tal vez era porque siempre vestía con ropa que lograba cubrirme varios de ellos.

También era por eso que la madre de Erick me despreciaba y no le gustaba como novia de su hijo. A mi jamás me había importado su opinión, salía con el hijo, no con ella. Si le caía bien o mal, me importaba igual que la demanda de la señora Thompson.

INSUPERABLES [•1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora