Una mano de Hope acunó su mejilla, la otra se ubicó tras su cabeza entre esta y la madera. La castaña abrazó la cintura de la única hija del temido Niklaus, apegándola aún más a su cuerpo.

- Me disculpo por tal atrevimiento de mi parte, sus labios han sido una dulce sentencia que no podía dejar pasar -Comentó dándole otro ligero beso, atrapando su labio inferior sin miras de arrepentirse del hecho. Josette la sintió suspirar sobre sus bocas unidas, la dulce presión de los labios de Hope sobre el suyo haciéndola arder como nunca antes alguien le había explicado que era posible- No existe excusa para tan impropio comportamiento, ruego usted tenga piedad de mi alma -Hope volvió a dejarle otro beso, esta vez en la comisura de su labio.

Josette recostó su cabeza contra la madera de la puerta cuando la mano de Hope se deslizó fuera del sitio, haciendo algo de espacio entre ambas.

¿Era normal que su estómago se sintiera tan inestable?

- Está usted bendecida con mi consentimiento, deberá no preocuparse por ello -Se mordió el labio inferior de forma inconsciente, sintiendo su boca hormiguear al tiempo que aún era perseguida por el fantasma de unos besos cálidos y húmedos- Son sus besos los que hacen bueno a un día -

Josette se inclinó hacia adelante, dejando un casto beso en la boca de la pelirroja. Por consecuencia dejó brillo labial en sus labios, pronto limpiándolos con su dedo pulgar.

Si fuera por ella seguiría besando a Hope hasta que el sol se volviera a poner, aun así no podía evitar el persistente deseo de escuchar su voz y todas aquellas cosas que no solo creía sino que también quería aprender de ella.

- Has demorado en abrirme -La Princesa de Gales remarcó en un tono monótono para sacar tema de conversación, observando como la castaña le pasaba por un lado y luego le daba la espalda para adentrarse al corazón de sus extravagantes aposentos.

Poner nerviosa a la heredera al trono de Francia no había sido el propósito de Hope, sus cejas arqueadas con sorpresa evidenció aquello cuando la menor de las gemelas comenzó a pisar sus palabras al tratar de otorgarle una respuesta que no la pusiera en evidencia.

La castaña dejó de hablar en cuanto percibió la sonrisa socarrona de Hope, la burla brillando en aquellos orbes celestes.

- Cierra la boca -Golpeó con suavidad el hombro de la chica, provocándole una carcajada en la que le hubiera encantado morir.

Oh, que dichosa era en esos momentos. Los ojos de hope se arrugaban de forma inevitable ante la acción, sus pómulos se alzaban con una delicadeza envidiable y de su boca salía el más armonioso de los sonidos.

- Es usted hermosa incluso cuando recién despierta, no debería preocuparse por ello -Halagó rodando los ojos cuando su risa cesó a los pocos segundos, sus orbes aun brillando con una intensidad adorada.

Aquello ruborizó a la primogénita del rey de Francia; quien volvió a recordar la razón por la cual hoy había pedido que sus doncellas no vinieran a vestirla y que su paje informara a sus amigas, quienes usualmente venían a darle una visita matutina para ponerla al día de los últimos chismes, que se encontraba indispuesta para recibir cualquier tipo de visita.

Había mentido, sí, pero era una mentira que no hacía daño a nadie.

- Quítatela -Pidió rebuscando algo en un baúl de madera a los pies de su cama

Hope frunció el ceño, extremadamente confundida con el repentino cambio en la conversación.

¿Qué se quitara qué? ¿La mirada divertida?¿La sonrisa arrogante?

Si solo fuera Hope -Hosie 1Where stories live. Discover now